Facetas


Martín Elías: Vida y muerte en los números de un chance

LAURA ANAYA GARRIDO

23 de abril de 2017 12:00 AM

El día del sepelio de Martín Elías, camino a Valledupar, mi amigo recibió varias llamadas, mensajes… hasta señales de humo. Todos, incluida su chancera de confianza, le encargaban una misión que él decidió aceptar con la única y ‘desesperada’ esperanza de salir de pobres, así sea por un ratico. ¿La misión? Averiguar el número de la tumba del ídolo vallenato. 

Quizá Martín Elías heredó más que el talento de su padre, Diomedes Díaz… Quién quita que le regale unos cuantos pesos a sus ‘martinistas’ -y a todo el que le apueste, ‘martinista’ o no-… De pronto, de pronto… Había que buscar el número de la tumba, porque el de las placas de la camioneta en la que viajaba cuando se accidentó, el 913, “ya está bloqueado”, dice mi amigo.

Y como dicen los videojuegos, misión cumplida: la clave de la suerte es 1108… El número tallado en la lápida de ‘Tin Tín’ es el mismo del Cacique de La Junta: los sepultaron juntos en el Cementerio Jardines de Ecce Homo.

Y mira que hay que ponerle fe, dice mi amigo, no más el año pasado, en diciembre, Diomedes le arregló la Navidad a miles de bolivarenses con el 1222. Cualquier ‘diomedista’ lo sabe, pero vamos a explicarlo: mes 12, día 22, fecha de la muerte del ‘Cacique de La Junta’. Desde 2013, el año que falleció, todos los diciembre se pone de moda… ¡Si lo sabrá mi amigo! El día que cayó el 1222 llegó muy tarde donde su chancera. “Yo sí fui a hacer el número, pero cuando llegué ya estaba ‘bloqueado’, el sistema no dejaba hacer el chance”, lamenta.

Pero ese tropiezo no menguó su fe en la suerte. Desde 1985 apuesta todos los días al chance… a veces ocho mil pesos, a veces quince mil, dieciocho mil, todo depende del bolsillo. Y el día que no puede hacerlo, se siente mal. Se pone ansioso porque “seguro que ese día sí sale… Y pá, no sale ná -dice-”, tantos desaciertos no han servido para dejar el vicio, que empezó cuando estaba en bachillerato y un compadre le propuso, precisamente, ser chancero en las tardes.

Parece que la misma suerte lo supiera o que el destino existiera: pocos meses después de su primera apuesta, le pegó al número. Se ganó 4.500 pesos, que entonces equivalían a nada despreciables 4 millones 500 mil pesos, aproximadamente. Mi amigo quedó amañado, matriculado, esposado… enviciado. Y vea que mi amigo ha tenido la voluntad para noquear otros vicios: nunca ha fumado y hace cinco años no se toma una gota de licor. Dejó el ludo y las cartas “por la camorra” de su esposa… “Y todavía me la monta. Peleé con ella precisamente cuando estaba en Valledupar, porque le dije a mi chancera que le llevara los chances, que ella los pagaba, y se emberracó. Me llamó y me dijo… mejor dicho, pues… de todo”.

Pero el año pasado, mi amigo se ganó 2 millones 800 mil pesos con el número de la tumba de su suegra y, ahí sí, su mujer se “fue en risitas”. La suegra murió y a los tres meses reventó “el regalito”.

En la lista de muertos “generosos” de los colombianos también está Kaleth Morales, otra estrella vallenata que murió en un accidente en agosto de 2005; y si hablamos de figuras, los apostadores no dejan pasar el mes de julio sin meterle plata al 716 o 0716, en honor a la Virgen del Carmen… En Cartagena se recuerda a ‘El Perro’, Jesús María Villalobos, empresario del chance; el temido Chino Alex, pandillero de Loma Fresca abatido por la Policía abril de 2015… Un mes después de su muerte, mil personas que apostaron al 1137 ganaron. También hay quienes creen en ranas, en el asiento del café, en las alas de las mariposas, en los sueños… en fin.

En la noche del 17 de abril pasado, luego del sepelio de ‘El Gran Martín Elías’, mi amigo llegó a un puesto de chance dispuesto a dar el siguiente paso, hacer el dichoso chance. No pudo. “Ya lo bloquearon”, dijo.

¿Bloquear?
Como mi amigo lo repite tanto, me queda sonando esa palabra… bloquear. ¿Es que las casas de apuestas pueden bloquear un número? No. Está prohibido legalmente.

El Presidente de Coljuegos, Juan Pérez Hidalgo, lo explica bien: “No es posible bloquear los números, porque se atenta contra la disposición que tiene cada jugador de apostar por unos números determinados. Si eso está ocurriendo, solicitamos -a los apostadores- que pongan la denuncia ante el Consejo Nacional de Juegos de Suerte y Azar, para que este reporte a la Superintendencia de Salud y se investigue. En la ley no está previsto que haya bloqueo de números en ningún momento”.

Pero, señoras y señores, estamos en Colombia, y sí pasa. Luis Bernardo Correa, gerente de Súper Giros Bolívar, comenta que los chanceros ilegales sí vetan números. “En Bolívar, hay muchos juegos ilegales. A muchos de esos vendedores de chance blanco o manual les prohíben que vendan ciertos números… algunos dejan de venderlos y otros lo hacen, pero solamente para estafar, porque si caen, no tienen ni con qué pagarle a los apostadores. Esos chances ilegales sí bloquean, nosotros, como la única empresa legalmente autorizada para vender en el departamento, no prohibimos ningún número”, asegura.

Ahora, no es que las casas legales estén obligadas a recibir apuestas millonarias por un solo número, hay límites. Ellas establecen topes, así, por ejemplo, el sistema informático de Súper Giros Bolívar deja de generar chances cuando se ha apostado más de un millón de pesos a un mismo número (Luis Bernardo Correa no da la cantidad exacta). ¿Por qué? Calcule: por cada peso apostado, la empresa debe pagar 4.500 pesos al ganador.

Eso quiere decir que si mi amigo le apuesta 1.000 pesos al número de Diomedes y gana, tienen que pagarle 4 millones 500 mil pesos… dejar que se apueste dinero ilimitado a un solo número sería irresponsable e insostenible: no habría cómo pagar. Por eso es que los apostadores de pura cepa, madrugan a hacer los números “de moda”.

“Es muy fácil recibir millones y millones, pero el día que caiga, hay que asumir la responsabilidad y pagar... por eso tenemos topes, que varían en apuestas de 3 y 4 cifras”, agrega Luis.

Epílogo
Después de echarle buena cabeza, mi amigo lo acepta: sí, ha ganado dinero, pero ha invertido mucho más en 32 años de apuestas ininterrumpidas. “La verdad es que ya me quiero retirar, Laurita. Verdad que sí debo retirarme de esto, mi esposa me insulta, mis amigos me aconsejan, me dicen que meta la plata en una alcancía… pero no he podido”, dice.

Ahora me promete que apostará hasta hoy, gane o no gane. Mañana le preguntaré qué jugó. Le preguntaré si logró ganarse la verdadera lotería: vencer el vicio de la suerte.

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