Facetas


María Alejandra Garavito, la restauradora de fotografías

ANGIE GOEZ AHUMEDO

02 de septiembre de 2018 07:00 AM

María Alejandra Garavito Posada ha dedicado su vida a conservar y restaurar bienes culturales. Ha aprendido a jugar con pinceles y un poco luz, y no para ser una artista, sino para cuidar las obras de ellos.

Su labor es, nada más y nada menos, que conservar y restaurar las fotografías de los museos, esas imágenes en blanco y negro que datan de siglos atrás y que son tan sensibles, y a la vez tan importantes, porque hacen parte de la historia del país.

Tiene solo quince años restaurando, un tiempo relativamente corto, sin embargo, ha trabajado en diferentes bibliotecas y museos del país, por eso se ha convertido en una de las mujeres que más sabe de restauración en Colombia. María Alejandra es fotógrafa y conservadora de arte, experta en museos, historia del arte y lenguajes, trabaja desde 2015 en la Biblioteca Piloto de Medellín, y fue profesora en la Universidad Nacional y en la de Antioquia.

Llegó a Cartagena para participar en el IV Encuentro Nacional de Fototecas y Archivos Fotográficos. Vino a enseñar e ilustrar sobre su trabajo porque, aunque comprende que la restauración es un arte propio de restauradores, la fotografía es una pasión que muchos comparten.

María Alejandra nos contó que, para ella, decir que una imagen dice más que mil palabras, es la descripción perfecta para las fotografías históricas, y nos reveló una verdad de su oficio que sigue siendo un secreto para algunos: las fotos que están en los museos no son las originales, son una copia... Pero no se sienta engañado, hay toda una delicadeza e historia detrás de cada imagen, y tenerla en un espacio como la sala de un museo podría dañarla.

Creo que podríamos hablar páginas y páginas sobre cómo restaurar las imágenes de los museos, pero hemos decidido concentrarnos en nuestros propios tesoros: nuestras fotos. Las suyas, las mías, las de su hijo, las de nuestros padres, esas, las del álbum que siempre hojeamos al regresar a la casa. Esas que nos revuelven la nostalgia.

¿Cómo conservar esos pequeños -e invaluables- tesoros?

Para Alejandra, la fotografía de casa es tan importante como las que se exponen en cualquier museo, pues inmortalizan momentos de nuestro pasado. Una cámara es el aparato que más se parece a una máquina del tiempo, y las fotos son recuerdos tangibles, por eso son tan importantes y, precisamente por eso, María Alejandra considera que todos deberíamos aprender a manipular correctamente estos tesoros. Aquí están sus consejos.

Primero, "las personas pueden elaborar sobres para almacenar fotografías. Estos sobres se pueden hacer con materiales que se consiguen en el mercado colombiano, como el papel bond, y funcionan para conservarlas muy bien. Hay que decir que no son los materiales ideales, pero la experiencia me ha enseñado que cuando uno trabaja en conservación, muchas veces no hay recursos suficientes".

Segundo, “debemos quitarnos la costumbre de tocar las fotos con las manos, sobre todo en este clima porque se suda mucho, hay tierra y eso se nos pega en las manos. Lo primero es lavarnos bien las manos, una vez estén bien lavadas, ya podemos manipular las fotografías. Si tenemos guantes de algodón (de esos que se usan en las primeras comuniones), o de látex, se pueden utilizar, pero si no, siempre hay que tener las manos muy limpias”.

Aclara que en estos casos la limpieza se debe hacer solo con agua y jabón, ya que usar geles antibacteriales sin lavar antes, solo crea una capa de sustancia adhesiva.
Tercero, la limpieza no solo es fundamental en las manos, también en los espacios donde se guardan las fotos.

“Los espacios deben estar bien aireados, y que la luz no le llegue directamente a los objetos. Hay algo muy interesante y es que la fotografía se produce a través de la luz y es la luz la que las daña. Hay que tratar de que al espacio donde se esté trabajando con las fotos no le caiga la luz directa del sol”.

Y es que en la limpieza está la clave para disfrutar de una fotografía durante muchos años. Alejandra recomienda usar una brocha de cerdas suaves, y hace énfasis en que sean muy suaves y que sea solo para eso.

Lo que debe evitar

Muchos hemos visto las fotos de nuestros abuelos, papás e incluso las propias en el famoso álbum familiar, y es común que estén marcadas con un bolígrafo para recordar exactamente la fecha y el lugar de aquel retrato. Sin embargo, esa costumbre se traduce a un daño irreversible luego de un par de años.

“Hay que evitar los plásticos, las bolsitas de supermercado, porque se deterioran con mucha facilidad y están hechas de un material que no sirve para conservar, es mejor hacer el sobre de papel bond y guardarlas ahí”.

Añade, “hay que tratar de no usar bolígrafos, ni tintas, usar siempre lápiz porque se puede borrar el reverso de las fotos. Las tintas con el tiempo se deterioran y sobre todo con esta humedad. Si las tiene en un álbum y están pegadas, es mejor dejarlas pegadas porque es mejor el remedio que la enfermedad entonces es mejor dejarlas así”.

Epílogo

Alejandra no solo tiene suavidad en sus manos, también en su voz. Ha cuidado de la memoria fotográfica del país como si fuera su hija, y se ha encargado de conservarla para que las hijas de sus hijas algún día puedan comprender la historia a través de las magníficas fotos que a algún genio se le ocurrió captar.

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