María Fernández Puello tiene 61 años y no quiere morirse sin cristalizar su gran sueño, ese al que ha dedicado 30 años. Tanto ha luchado por él, que no le dio tiempo de parir hijos. Ese sueño se llama Fundación Oasis Cultural-Escuela de Formación Artística y queda en Arjona.
Esta historia empezó en 1986
María, licenciada en Ciencias Sociales, gestó -casi sin planearlo- una entidad sin ánimo de lucro que busca apartar a los jóvenes de las drogas, del pandillismo y otras conductas de riesgo, a través del arte y la cultura.
Así como un oasis en medio del desierto, surgió la Fundación Oasis Cultural, un espacio en el que niños, adolescentes y jóvenes arjoneros tienen la oportunidad de poner en práctica sus habilidades y aptitudes, y refugiarse ante las adversidades y las “locuras” de la juventud.
María, o la Seño Mayo, como le dicen todos, es el alma de este grupo que empezó con unos pocos y hoy tiene más de 150 beneficiados...150 hijos.
Trabajaba en un hogar infantil del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf) cuando recibió una capacitación sobre prevención del consumo de drogas y sexualidad. La tarea y el compromiso eran multiplicar e impartir ese conocimiento con los muchachos del pueblo.
“Me gustó mucho ese trabajo, me sentí honrada de recibir esa capacitación. Inicialmente logré reunir 80 jóvenes. Nos fue tan bien que el taller había finalizado y ellos no quisieron terminar. Pasó el año 87, el 88, el 89 y llegamos a los años 90; entonces ellos empezaron a implementar otras actividades y conformaron grupos en los barrios con el componente cultural. Empezaron a conformar grupos de teatro, de música, de danza…”, dice María.
Los mira uno a uno con sutileza mientras narra la historia de la fundación. Sabe que sin los instructores, también responsables de lo que se ha logrado, su vida tendría otro rumbo y la entidad por la que lucha día a día quizá no existiría.
En una banca de la Concentración Educativa Carolina Gamero Pérez, un colegio privado de Arjona que este año prestó sus instalaciones para que Oasis desarrollara sus actividades, está sentado Arnold Pereira, ella lo señala con su mano izquierda y cuenta que él entró al grupo siendo un adolescente y hoy es instructor.
Es un polifacético enamorado del arte, de la pintura, del teatro. Como él son varios los que hacen parte de este proyecto, cada uno desde sus pasiones: Juan Manuel Anaya desde la gaitas y tambores, Rafael Herrera desde las artes plásticas y así cada uno de los instructores que comparten un mismo objetivo junto con María.
“En el año 2000 los muchachos me sugirieron legalizar nuestro grupo. Lo pusimos Fundación ‘Oasis’ porque aquí en Arjona hay mucho talento pero es difícil obtener apoyo para la cultura... ese oasis éramos nosotros. Después empezamos a trabajar en la conformación de la escuela y tuvimos otra visión. En principio solo trabajábamos con jóvenes pero luego empezamos a involucrar niños”, asegura María.
Trabajando con las uñas, con la colaboración de los padres de familia, vendiendo rifas por las calles, sancochos, postres o haciendo subastas de ropa usada, han podido sostenerse durante tantos años. “Un día nos dimos cuenta que el Ministerio de Cultura abrió una convocatoria para apoyar proyectos de formación artística. Eso fue en el 2004. Nos sentamos y empezamos a escribir, lo enviamos y con tan buena suerte que en 2005 nos aprobaron y desde entonces el Ministerio no ha dejado de apoyarnos. Son once años de manera ininterrumpida”.
El sueño de María, de los instructores, de los padres, niños, adolescentes y jóvenes que hacen parte de este proyecto es convertir la fundación en una gran escuela, con una sede propia y amplia. Esa es la meta que tienen para diciembre y desde ya se preparan para una espectacular muestra artística en la que puedan recolectar fondos.
Epilogo
No le hace falta haber parido hijos biológicos para ser feliz. Ella está rodeada de una “muchachera” -como expresa-; de su sobrino Jeferson, a quien crió y educó como propio, y de su mamá Luisa, gente que la quiere, respeta y valora. Está segura de eso, del gran trabajo que han hecho y de que ese sueño por el que todos luchan ya se vislumbra, no es un espejismo, es un oasis real.
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