Fue por un dolor de cabeza que *Fermina ‘conoció’ al doctor José Gregorio Hernández. La jaqueca no desaparecía y los médicos de la EPS no daban con la causa. “Hasta que alguien me habló de un señor que tenía su consultorio en La Quinta, ‘El Negro’, le decían. Era médium de San Gregorio. Me atendió y fue la única forma de quitarme el dolor de cabeza. Me operó José Gregorio, a través de ‘El Negro’. No vi sangre ni nada, pero en ese consultorio sentía que me curucuteaban la cabeza, como en una operación. Entonces seguí yendo donde él. Me curó.
“Un día sentí la voz de José Gregorio diciéndome: ‘yo te curé’. Entonces, por agradecimiento me metí en eso, a la loca. Así lo conocí. Después, comenzó a hablarme, a decirme en sueños que él iba a curar a personas a través de mí. Pensé que era algo que venía de Dios, pensé que era algo bueno. Yo no le vi nada de malo y monté mi consultorio, me convertí en médium. Mandaba recetas, la gente las compraba y se curaba con eso. No cobraba nada, pero lo tomé como un trabajo.
“Tenía una imagen grandísima de él, con velas y todo. Un altar gigante. Tuve un consultorio durante 12 años, es increíble, pero iba gente de todas partes del país. De todos los estratos, de Manga, Bocagrande. Y sí, sanaba gente, hacía milagros, eso creía yo, hasta me cambiaba la voz”.
Fátima era tan fanática que cada 26 de octubre armaba un parrandón con música, velas y cervezas para celebrar por todo lo alto el cumpleaños del médico José Gregorio Hernández. Pero mientras ella ‘curaba’ enfermos y recetaba medicinas como en cualquier consultorio común y corriente, su vida se convertía en un infierno. La familia de Fermina se disolvía.
El médico
José Gregorio Hernández murió en Venezuela el 29 de junio de 1919. Un carro lo atropelló en una esquina de La Pastora, en Caracas. Su cabeza se golpeó contra el borde de un andén. Antes de morir, dedicó sus conocimientos médicos a atender a quienes no tuvieran dinero para pagar una consulta. Lo describen como un hombre de corazón inmensamente bondadoso.
Después de muerto, hay quienes le atribuyen supuestos milagros, curaciones de enfermedades incurables. Incluso, son muchos los testimonios. Hay quienes lo llaman santo y hay quienes ‘actúan’ en su nombre y se dicen médiums de ‘San Gregorio’, para ‘operar’ y recetar. Hay quienes esperan ‘bendiciones’, como *Maritza.
Maritza se ha hecho de cuanto tratamiento se ha encontrado. Lleva ocho años intentando quedar embarazada. Hace poco viajó desde Villas de Aranjuez, en Cartagena, hasta la vereda El Porvenir, en San Pedro, Sucre. Y entró a una casa de barro y techo de cinc: es un consultorio. Alguien le habló de ‘San Gregorio’. De otro ‘médium’ llamado Alejandro.
“Fui a acompañar a mi hermana porque la iba a operar José Gregorio. Al principio estaba temerosa pero luego, cuando llegué allá, no sentí miedo. Operó a mi hermana de la rodilla. Luego me atendió a mí, me mandó un tratamiento para los ovarios. Si en dos meses no resulta, tengo que regresar para programar una operación”, narra. Ella está convencida de que resultará, tendrá un bebé.
‘Curación’ de la rodilla
La hermana de Maritza es *Camila, una ama de casa de 33 años. Afirma estar convaleciente. “Conocí a José Gregorio a través de una tía, a quien curó de una enfermedad en el estómago, la operó. Yo tengo ocho meses de estar visitando el consultorio, estaba bajo tratamiento, y tengo ocho días que me operó el doctor José Gregorio, por medio de un médico que se llama Alejandro. Tenía un quiste de baker en la rodilla izquierda y fui a la EPS, pero el ortopeda no operó, porque era muy riesgoso, podía perder la movilidad, comprometía el nervio ciático. Entonces decidí ir allá a San Pedro, donde Alejandro. Tengo 25 puntos en la parte de atrás de la rodilla, no la tengo hinchada, pero el dolor de antes ya no lo tengo, me siento bien. El 5 de mayo tengo otra cirugía con él, me va a operar de unos miomas”, cuenta.
-¿Cómo fue la cirugía?, le pregunto
-No estuve inconsciente, hablaba con él (con José Gregorio) todo el tiempo. Él cantaba, sentí una tranquilidad inexplicable. Cuando ‘San Gregorio’ se manifiesta en la sala, se siente un olor a alcohol, ya tú sabes que vas a estar bien. Él resalta mucho que todo se hace por medio de Dios, fue una bendición muy grande y por eso comparto esta experiencia. Yo he visto mucha gente que se sana en ese lugar.
-¿Opera ahí mismo?
-Sí, ahí mismo, en la casa de Alejandro, es una casa de bahareque. Tiene las medicinas, unas camillas y los instrumentos médicos. Sentí todo lo que me hizo, pero no sentí dolor, ni angustia. Mi cirugía duró 20 minutos. No lo vi, solo se siente que está ahí. Sentimos la presencia y sentimos que Alejandro se mete en el papel y te explica las cosas como si fuera José Gregorio, no le cambia la voz, pero sí el tono. Alejandro es un médico, de unos 25 años, José Gregorio actúa a través de él.
El infierno de Fátima
A la casa de Fátima llegué un miércoles por la tarde. Es una señora de 65 años, se mostraba temerosa y evitaba llamar la atención de sus vecinos, porque hace varios años dejó de ser ‘médium’ y no quiere que la relacionen con eso.
“Me preguntaba qué me estaba pasando. Veía que hacía los milagros, pero mientras que las cosas salían bien en el consultorio que yo tenía, mi hogar se estaba destruyendo. Vendí mi casa en El Milagro y seguí con el consultorio en el Nuevo Bosque. Antes de eso, mi vida era tranquila, pero después estaba perdiendo a mi familia, tenía a un hijo alcohólico y a la otra prostituta. Entonces sentí que no era algo que viene de Dios, sino del diablo. Los muertos, muertos están y no tienen memoria. Hasta que renuncié a eso y rompí esa imagen de yeso.
“Si yo no me aparto de eso, yo no estuviera con mi esposo, pero llegó a tiempo Dios y me sacó de esa mentira y a todo el que quiera meterse en eso le digo que es una mentira, y que si no se arrepienten antes de morirse sus almas no se salvarán”, concluye la mujer, quien ahora pertenece a una religión que no cree en santos.
***
José Gregorio Hernández está muerto hace casi cien años, pero el fanatismo por él parece inmortal.
Comentarios ()