Diego Martínez Lloreda
El País-El Universal
En Colombia, y en la propia Cartagena, mucha gente ignora que Iván Duque Márquez, el presidente electo de Colombia, tiene profundos nexos con esta ciudad.
Y es que la abuela materna de Iván, Estela Tono de Márquez, es cartagenera. E Iván desciende de esa familia, una de las más representativas del corralito de piedra.
Juliana Márquez Tono, la madre de Iván, afirma que desde que el nuevo presidente de los colombianos era muy niño, ella y su madre se encargaron de inculcarle amor por la ciudad.
“Mi mamá, como cartagenera, y mi abuela casada con cartagenero y yo tenemos un profundo amor por Cartagena, por nuestra familia y siempre procuramos transmitírselo a Iván. Y a Iván se le manifiesta ese cariño en el amor por la música, como la siente, en el baile, en el amor por el mar, por esos atardeceres de la bahía, por todo, es una cosa que llevamos en la sangre. Nos sentimos muy orgullosos de nuestra familia cartagenera”, dice Juliana.
En esta entrevista, Juliana Márquez revela aspectos desconocidos de la vida de Iván Duque, así como sus expectativas frente al nuevo gobierno.
¿Ya asimiló que es la mamá del presidente de Colombia?
-Todavía no, estoy en proceso.
¿Cómo se sintió el lunes, cuando se despertó y cayó en cuenta que era la madre del presidente?
-No le veía mucho perendengue al asunto, pero ahora sí, hay cosas de seguridad a las cuales uno tiene que irse adaptando, y ahí vamos día a día, cada día tiene su afán. Esto me va a tomar un tiempo porque yo soy una persona caminante de la calle, entonces eso ahora va a ser diferente.
¿Usted se ha puesto a pensar en qué podría ayudarle a su hijo, cree que podría tener un papel ahí o lo mejor que puede hacer una mamá es como el papel de la suegra, ser invisible?
-No, el papel de la suegra no lo quiero hacer, precisamente quiero ayudar a los invisibles. Tanta gente que no puede acercarse a un sitio a obtener alguna solución o por lo menos que lo oigan. Hay gente, por ejemplo, padres de hijos con problemas, con algún síndrome, discapacitados, padres cuidadores que necesitan mucho apoyo, y como conozco un poquito del tema creo que puedo poner un granito de arena.
Alguien me decía que ser la mamá del presidente es como ser la mamá de un árbitro, que no se acuerdan de ella sino cuando hay problemas, ¿había pensado en eso?
-Yo decía otra cosa, que soy como un arremuesco, una cosa que nadie sabe qué hacer con ella y como que no saben dónde ponerla. Como aquí no ha habido muchas mamás de presidentes que no sean tan mayores, pues entonces no saben dónde acomodarlo a uno. Entonces yo pienso que voy a seguir mi vida pero colaborando en lo que se pueda y apoyando a mi hijo, a mi nuera y a mis nietos.
¿Usted todavía regaña a su hijo?
-No se deja, yo lo regaño pero él me mira a los ojos en un gesto como de ‘mamá, estoy grande’, es que los hijos se sienten grandes pero uno siempre los ve chiquitos.
¿Usted qué tipo de mamá fue?, ¿protectora, distante?, ¿cómo se define como mamá?
-Fui alcahueta de mis hijos en todo, lo que querían aprender, lo que querían hacer, en todo.
¿Quién era el ogro? ¿Era Iván papá el regañón?
-Cuando él llegaba a la casa yo le daba las quejas, yo no regañaba a Iván pero le daba las quejas al papá para que lo regañara.
Entonces usted quedaba como la buena...
-Sí, siempre.
¿Cuáles son los aspectos de la personalidad de Iván que usted cree que le heredó?
-Me heredó el amor por la música, por el baile, el amor por la gente, el dialogar e interesarse por las personas, ver en cada persona un mundo, descubrir cosas. Yo creo que eso fue lo que me heredó.
¿Para qué le sirvió en la vida haber estudiado ciencias políticas?
-Para muchas cosas, me ha servido hasta para ser publicista, porque también fui publicista gracias a que tenía una disciplina maravillosa como la ciencia política. Yo digo que esa disciplina no le impide a uno hacer nada, pero sí le da una capacidad de análisis muy importante, y la puedo ejercer desde mi casa o desde donde esté, es, además, una disciplina mental muy importante.
¿Qué le da cuando critican a Iván? ¿rabia, tristeza?
-Me da rabia sobre todo ahora que empezaron a criticarlo sin que él haya empezado su gobierno. He dejado de seguir mucho los noticieros para no hacerme la mala sangre.
¿Es cierta la historia de que a Iván le gustaba oír los discursos de Gaitán?
-Sí, le fascinaba. Mejor dicho, quedaba estacionado cuando poníamos esos discursos. Realmente Gaitán era un orador magnífico, muy asertivas sus propuestas.
Esas no son propiamente aficiones de niño. ¿Uno podría pensar entonces que Iván fue un niño metido a grande?
-Sí, él fue un niño metido a grande, a él le encantaba escuchar a los mayores, era como una esponjita. Pero también fue niño, le gustaba ser mago, le gustaban los superhéroes, todo eso pero metido a grande. Yo también fui metida a grande.
Usted posiblemente es la persona que más conoce a Iván Duque, ¿qué piensa cuando dicen que él será títere de Uribe?
-Les ha dado por decir eso, pero cualquiera que hubiera sido el candidato que Uribe hubiera apoyado también le habrían dicho que era su títere, no creo que sea por Iván sino por el partido o la relación, pero yo creo que eso no es así, uno atiende siempre a la persona sabia que lo aconseja, a quien uno le pregunta, pero uno es el dueño de sus propias decisiones; lo uno no excluye lo otro, no es que él sea títere de nadie sino que uno busca consejo de los sabios.
¿En algún momento de su adolescencia, le dio guerra Iván?, ¿fue rebelde, desobediente?
-No fue rebelde, no era rebelde sin causa como sí lo fui yo. Sí era un poco contestatario, pero no rebelde.
¿Cómo fue Iván como estudiante?
-Era bueno, era un investigador nato, preguntaba mucho, inquisidor, entonces los profesores también se exasperaban de tanta preguntadera, de su deseo permanente de llegar al fondo de los temas, a mí también me tocaba leerme unas cuantas enciclopedias, que era lo que había en la época porque no existía Google, entonces le tocaba a uno tener las enciclopedias a la mano.
¿Fue muy noviero, enamorado?
-A él le gustaban las niñas lindas, claro que sí. Salía con una o con otra, pero siempre era María Juliana la que estaba ahí en el fondo de todo, ella era como la que había escogido para siempre.
¿Cómo ha sido como suegra?
-Yo creo que pésima, como todas.
De chiquito Iván decía que quería ser presidente, ¿pero cuando estaba en la universidad a qué le apuntaba, a que quería dedicarse?
-Estaba preparándose, no volvimos a hablar de la presidencia que él repetía cuando niño. Iván se fue a Washington y un día ya me dijo, ‘mamá quiero regresar a Colombia, quiero trabajar por mi país, quiero ser presidente de Colombia y quiero colaborar y aportar todos los conocimientos que tengo, lo que he aprendido durante todos estos años y quiero devolvérselo a mi patria’, y así fue.
¿Él por qué fue a dar al BID, cómo fue ese proceso?
-Un día me dijo, ‘mamá me nombran en Washington para trabajar en el BID como segundo en la oficina de Colombia y Perú’, y yo le dije ‘ah bueno, importantísimo, qué bien’. Llegó allá y se puso a trabajar y a estudiar, cuando yo iba pues no nos veíamos mucho porque se iba como a las 6 de la mañana y volvía como a las 8 de la noche, así día a día. En esa época tuvo contacto con muchos líderes, con muchos proyectos de diferentes partes del mundo, yo creo que eso es muy importante para aplicar en Colombia.
Cuando le dijo que quería regresar a Colombia no le gustó demasiado la idea...
-Pues no, porque ya tiene tres hijos, allá vivían una vida como de hogar en la cual los niños participan de todo, y aquí la vida es diferente, más dura, los niños se ven obligados a quedarse mucho tiempo en la casa por la inseguridad. Hay que trabajar para que los niños colombianos puedan ser más libres, que tengan acceso, por ejemplo, a las librerías, en todos los barrios de Washington hay librerías y los niños se acostumbran desde chiquitos a ir a sacar sus libros y a devolverlos, esa cultura es muy importante para ellos desde chiquitos.
¿La campaña política y la dedicación de Iván a la política lo ha alejado de él?, ¿con qué frecuencia habla con él?
-Antes hablaba todos los días, pero ya no porque nunca está aquí, está de gira, y cuando está en Bogotá tiene otros eventos, es muy difícil. Ayer que hablé con él, le estaba diciendo que por qué no poníamos de moda una cosa que cuando Iván papá era ministro existía, que era los acuerdos con la gente, entonces el ministro de Minas iba tal día, el ministro Agricultura a otra hora... yo le dije ‘hagamos eso, métame en la lista, entonces cuadramos unos acuerdos y yo voy cada dos semanas o una vez al mes y conversamos 10 minutos’, y me dijo ‘ay, mamá, cómo se te ocurre, eso no va a pasar’, pero claro que sí va a pasar porque la realidad es esa, nunca hay tiempo porque siempre va a haber otra urgencia, aunque la mamá pueda ser la prioridad, en este momento la mayor prioridad es el país.
¿Usted no cree que Iván llegó demasiado joven a la Presidencia? ¿Le hubiera gustado que llegara un poco mayor?
-No, yo pienso que está en la plenitud de la vida, en la plenitud de sus capacidades, me parece que es una magnífica edad.
Petro sacó ocho millones de votos, ¿cómo cree que Iván, como presidente, debería atender a esos millones de colombianos que votaron por otra opción?
-Los debe atender no como los que votaron por Gustavo Petro, sino como colombianos. Aquí todos somos iguales, en este momento ya no es tan importante fijarse en quién votó por Petro y quién votó por Iván. Él tiene que gobernar para todos y es una realidad que hay que respetar, hay que vivir con ella y gobernar para todos, para unir el país y no seguir en esta peleadera.
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