Facetas


El restaurador de nuestro patrimonio

JULIE PARRA BENÍTEZ

05 de noviembre de 2017 12:35 AM

Cuando entró, ese viejo y clausurado escenario estaba en ruinas. De ese lugar conservaba buenos recuerdos de su infancia y adolescencia. De niño siempre lo llevaban a ver comedias, zarzuelas, títeres y todo tipo de espectáculos.

La última vez que asistió a ese lugar, fue cuando aún estaba en quinto de bachillerato. Era una calurosa noche en la que un pianista cubano estuvo en Cartagena para ofrecer un concierto, y el entonces Teatro Heredia estaba abarrotado de gente. La entrada era librey él, junto a sus amigos del colegio, fueron acompañados de los padres de familia para disfrutar de la música en vivo.

Esa, recuerda Alberto Samudio Trallero, fue una de las últimas presentaciones en el Teatro Heredia, antes de que de su esplendor decayera y sus puertas fuesen cerradas en 1970 y durante los siguientes 28 años. El día que Alberto regresó, después de varios años, como arquitecto, no pudo evitar acordarse del brillo de aquella emblemática obra, de reveladora arquitectura, que fue diseñada por Luis Felipe Jaspe e inaugurada en 1911 bajo el nombre de ‘Teatro Municipal’.

“Me dolía en el alma ver su estado. Cómo era posible que dejáramos perder esa joya. Tenía pedazos de piso caídos, había huecos, balcones rotos, estaba hecho un desastre”, recuerda.

Samudio Trallero es un arquitecto cartagenero reconocido por las grandes restauraciones que ha liderado en la ciudad. El Teatro Heredia, cuya restauración duró más de 10 años, es tal vez esa obra hija a la que le guarda un mayor cariño, por el esfuerzo y la paciencia con la que logró cada detalle, a pesar de los altibajos que retardaron su reapertura hasta 1998, cuando resurgió como Teatro Adolfo Mejía, en honor a este destacado músico del Caribe.

Alberto Samudio estudió en el colegio La Salle. El hijo de Alberto Samudio De La Ossa, un empleado de Avianca, y Bertha Trallero, ama de casa, siempre fue un apasionado por el arte y la historia, quizá por eso no le fue difícil elegir su profesión. Se graduó como arquitecto de la Universidad Javeriana, en Bogotá, en 1969, y de allí regresó a Cartagena a trabajar en una empresa del sector privado, donde afianzó sus conocimientos y ganó una importante experiencia.

Estando allí, recibió una oferta que le abriría el camino de lo trazado hasta hoy. Recibió una propuesta de la Corporación Nacional de Turismo, por parte de su director, Nicolás Del Castillo Mathieu, quien fue su profesor de Castellano en el bachillerato, para reemplazar al representante de la Corporación en Cartagena, en el año 72.

“En ese entonces la Corporación se dedicaba a la parte arquitectónica y concedía créditos para proyectos relacionados con el turismo y dentro de esos proyectos se incluía la restauración, y cuando llegué estaban terminando la Casa del Marqués de Valdehoyos, también estaban haciendo obras en el Bodegón de la Candelaria, en la iglesia San Pedro Claver y de ahí se fue despertando esa vocación por las obras de restauración”, cuenta.

En 1974 consiguió una beca en España, que otorgaban la OEA y el Instituto de Cultura Hispánica, para especializarse en Restauración y Ambientación de Monumentos y al regresar estuvo durante dos años más trabajando para la Corporación, donde también fue director del Plan para la Revitalización de Cartagena Antigua, programa con asistencia técnica de la OEA.

En el año 76 empezó a ejercer su profesión de manera independiente, con obras de restauración y con obras de arquitectura contemporánea. “La primera casa que restauré fue donde quedaban las oficinas de seguros Skandia, en la Calle de la Inquisición”.

También restauró la Biblioteca Bartolomé Calvo, el Museo del Oro, el Convento de San Diego, Castillo de San Fernando de Bocachica, Palacio de la Inquisición, Convento de Santo Domingo y muchos otros, incluyendo el proyecto Conjunto Habitacional El Virrey, en predios del Colegio de la Esperanza, “culpable” de la historia de sus abuelos. “Mi abuelo llegó de España a trabajar como profesor en La Esperanza. Mi abuela vivía en la Calle del Tejadillo y oía a un profesor español que daba las clases con voz muy alta. Él, por su parte, escuchaba los acordes de un piano en un segundo piso. Un buen día se vieron y como eran los enamoramientos de aquella época, de calle a balcón, y mediante razones y papelitos, se enamoraron”, narra.

Samudio ha sido cuatro veces ganador del Premio Nacional de Arquitrectura en la categoría de restauración. En 1998, por la Batería del Ángel San Rafael, en Bocachica; en el 2000, por el Teatro Adolfo Mejía; por el Palacio de la Inquisición, en 2004; y por el Templo y Claustro de Santo Domingo, en 2006. En 2016, ganó el premio “Campeche, Ciudad Patrimonio 2016” en la Categoría para Acciones a favor del Patrimonio llevadas a cabo en territorio nacional o extranjero. San Francisco de Campeche - México. Y así otras tantas distinciones y reconocimientos por su trabajo en favor del patrimonio y la historia de esta ciudad.
***
Ahora, al entrar al teatro, siente gran satisfacción. No solo por su labor, sino por la de cada una de las personas que también trabajaron para recuperar esta emblemática joya cartagenera.

Se ha producido un error al procesar la plantilla.
Invocation of method 'get' in  class [Ljava.lang.String; threw exception java.lang.ArrayIndexOutOfBoundsException at VM_global_iter.vm[line 2204, column 56]
1##----TEMPLATE-EU-01-V-LDJSON----
 
2   
 
3#printArticleJsonLd()
 

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS