Facetas


El hombre que le enseña al mundo a enseñar

Con su tupida barba y cabellos blancos, con esa sonrisa gigante y esa mirada alegre, el pensador italiano Francesco Tonucci pudiera parecer todo un Papá Noel.

Y en cierta forma lo es, porque encanta a los niños y porque les ha dejado un inmenso regalo: su legado por todo el mundo. Es un señor de 77 años, llamado maestro de maestros, con una trayectoria invaluable. Es uno de los más brillantes investigadores y sicopedagogos de nuestra era, reconocido por estudiar el comportamiento de los niños.

También es dibujante y en sus cómics ha reflexionado y satirizado el papel de la escuela, las familias y la sociedad en la formación de los pequeños. Hace poco estuvo aquí y, en su paso por Cartagena, dictó la conferencia ‘La escuela del mañana: una escuela para todos’.

‘Frato’, seudónimo que nace de la unión de su nombre y su apellido, quedó maravillado con la labor de las madres comunitarias al visitar un hogar infantil en Pasacaballos. Además, fue recibido calurosamente por los niños de un colegio en Las Gaviotas que lleva su nombre y aplica sus metodologías. Esas que hablan de criar niños más independientes, de escuchar, escuchar y jamás cansarse de escucharlos. Sobre dejar siempre, siempre, que los niños y niñas tengan sus propios espacios, incluso para “no hacer nada”.

“Con los niños no se tienen gastos, se hacen inversiones y estas tienen el mayor retorno económico que puede tener una inversión social”, dijo en la conferencia, y también mencionó que “no necesitamos buenas leyes, sino buenos maestros”.

De lo que ha visto en la comunidad de Pasacaballos, ¿qué le ha llamado más la atención?
-La experiencia con la madre comunitaria, me impactó mucho. Ya me habían hablado varias veces de esta experiencia en Colombia, pero es la primera vez que la tengo directamente. La encuentro muy interesante porque suma la idea de la casa con la idea de la educación, y siento que es un invento creativo en un lugar donde no se le puede brindar servicio público a todos y sinceramente no sé cual me gustaría más, si aumentar las casas comunitarias o pasarlas a sistemas educativos, porque los sistemas educativos muchas veces llegan a tener un número de presencias muy alto, con centenas de niños es imposible tener una relación cálida y directa. La cosa es que es una casa común y corriente, donde los niños pasan su tiempo con una señora, esto me ha parecido una metáfora educativa muy buena.

Sería una desventaja para los niños estar en una casa y no en un colegio, ¿usted nos invita a pensar algo diferente frente a tener una atención más cercana?
-Yo no llego a decir que no hay que hacer colegios, pero sí que tenemos que pensar que muchas veces en los colegios. Con aumentar mucho el número de los niños, se pierden algunas características necesarias y se asumen actitudes institucionales que se derivan no tanto de la casa o de la relación íntima con los niños, sino de estructuras que tienen mucho que ver con nosotros.

Un ejemplo de ello...
-Tengo una pelea permanente con los comedores, cuando para comer se juntan 100 o 300 niños, pensando que sea una manera para socializar, y en realidad eso es un desastre normalmente, porque se hace mucho ruido y se tira mucha comida. Esto es un ejemplo de cómo muchas veces la institución pierde la relación directa con las personas, estamos hablando de niños, necesitan una relación directa, un apego, un contacto y muchas veces esto se pierde; se pierde toda la primaria en las rutinas de las aulas. Por ejemplo, se convierten en espacios que se repiten y todo lo que se repite no funciona. A nivel natural un ambiente que no tenga diversidad muere, por ejemplo, una casa tiene espacios totalmente diferentes uno del otro y ese es el lugar donde vivimos. No digo que no hagamos colegios, pero si hacemos colegios tenemos que pensar que el modelo tiene que ser de este tipo, que sea posible mantener una relación, que los niños se den cuenta de lo que va ocurriendo.

¿Cuál es el mensaje para todos, tanto para las madres comunitarias o para los maestros de los colegios?
-Lo primero que tenemos que hacer es escuchar a los niños, casi siempre la escuela nace con un propósito contrario, que sean los niños quienes deben escuchar a los adultos, y creo que de ahí nacen todos los errores educativos, porque hay niños que escuchan poco, que no están interesados en escuchar o que tienen dificultades al escuchar… no es esta la naturaleza de la propuesta educativa, la propuesta educativa debería escuchar a los niños y esto lo podemos escribir con comillas, porque significa muchas cosas, significa acogerlos con sus características y no acogerlos para que asuman las nuestras.

Escucharlos en sí, ¿qué significa?
-Significa reconocer que tienen cosas importantes para decir y por lo cual, que estén allí solo para aprender, pensando que ellos no tienen nada para decir, que tienen que escuchar para repetir lo que nosotros decimos, es una propuesta educativa muy pobre. En Italia, por ejemplo, la docencia es una de las profesiones con el más alto nivel de enfermedad profesional y no se puede entender, la persona que tiene la suerte de vivir con los niños todo el día y tiene enfermedades profesionales, significa que algo hacemos mal, debería ser placentero para los adultos y esa es la condición para que sea placentero también para los niños.

¿Por qué hemos tardado en asumir las nuevas propuestas pedagógicas, en entenderlas y darles el lugar a los niños que se merecen?
-Aún nos estamos demorando mucho, lo que estoy diciendo me parece tan de sentido de común, tan normal y cuando lo propongo la gente se maravilla y esto me preocupa muchísimo. Yo no creo en los programas, no creo en los libros de texto, no creo en estos instrumentos que tienen atrás la idea de una escuela homogénea para todos y que tiene una falsedad de fondo que muchas veces se expresa en una frase que parece muy buena y es que “para mí todos los alumnos son iguales”, es una frase que se escucha frecuentemente, pero es muy peligrosa, porque al contrario los alumnos todos son diferentes.

¿Cuán importante es entender el concepto de diversidad en el contexto de la escuela?
-La diversidad es uno de los valores de la vida y por lo cual debe ser uno de los valores de la educación. Todas las veces que la escuela intenta hacer lo contrario, de crear condiciones de igualdad, yo creo que son todas elecciones equivocadas porque se fundan sobre hipótesis de mejor aprendizaje. El aprendizaje es una de las partes importantes de la escuela, pero no la más importante, la educación significa formar personas y las personas se forman juntando diversidades y así es como la propuesta escolar debe ser una propuesta diferente, de manera que cada uno de los alumnos encuentre lo suyo, que entendamos que cada uno de nosotros nació con vocaciones distintas y la escuela debe ofrecer la posibilidad de que cada uno de los alumnos pueda encontrar su dimensión.

¿Qué decirles a todos aquellos que no piensan y construyen ciudades para los niños?
-Que miren alrededor, que estudien. Hay estudios muy claros que nos dicen cómo casi todo lo que hemos hecho nosotros los adultos está equivocado y está creando desastres. Si analizamos los diferentes ámbitos, ambiental, económico, social o de justicia, estamos fracasando en todos los sentidos, hemos tenido que conservar el poder solo para nosotros. Los niños tienen un sentido profético, intuitivo y nosotros sabemos que tienen razón, sin embargo estamos utilizando este mundo como si fuéramos la última generación, porque no estamos pensando en los niños.

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