No todos los caminos conducen a García Márquez, pero en nuestra travesía por el sur de Bolívar, en Achí, encontramos el rastro del hermano mayor del genio de Macondo.
La primera sorpresa que tuve al llegar a Achí, en el sur de Bolívar, fue saber que allí había vivido el hermano mayor de Gabriel García Márquez, a quien le sobreviven ocho hijos de Juana Vanegas, de un total de diecinueve hijos que dejó regados por toda La Mojana, entre Sucre y Bolívar, y en su larga travesía hasta el Putumayo.
Pregunté al llegar al pueblo y me señalaron una casa sencilla, grande y austera, en la dirección del barrio Venezuela en Achí, en la carrera 7, casa 14-23, en cuya sala hay una foto en blanco y negro del personaje aludido, cuando era joven, delgado, de cabello negro crespo, y lucía su bigote de cantante de boleros.
Lo supe por mi amigo y cómplice Isidro Álvarez Jaraba, primo hermano de mi primo Gustavo Tatis Jaraba, hijo de mi tío paterno Hermógenes, quien a su vez, vivió en Sucre-Sucre. La pesquisa empezó hace años, pero el único indicio era la confirmación de que existía un hermano número 16 del autor de Cien años de soledad. Su hermano Jaime me contó que cuando Gabo dijo que él no era sino uno de los 16 hijos del telegrafista de Aracataca, solo se conocían 15 hermanos. Once de ellos hijos de Luisa Santiaga Márquez y Gabriel Eligio García Martínez, padres del escritor. Una intuición arrasadora lo llevó a escribir 16. Y solo hasta 2009 se supo que se trataba de Rafael Olimpo García Miranda, nacido el 1 de agosto de 1924 en Arboleda (Sucre). Era el hermano mayor de Gabo, quien murió en Achí en 2009.
Rafael Olimpo García nunca se vio con su hermano, entre otras cosas, por las tensas relaciones que se originaron entre el abuelo materno del escritor, el coronel Nicolás Márquez Mejía y Gabriel Eligio García Martínez. El veterano de la guerra de los Mil Días subestimó siempre el origen sucreño y la condición social de Gabriel Eligio García Martínez, negado por su padre.
García Márquez precisó en sus memorias que “entre los argumentos fuertes contra Gabriel Eligio estaba su condición de hijo natural de una soltera que lo había tenido a la módica edad de catorce años por un tropiezo casual con un maestro de escuela… Gabriel Eligio era un ejemplar distinguido de aquella estirpe descamisada. Desde los diecisiete años había tenido cinco amantes vírgenes, según le reveló a mi madre como un acto de penitencia en su noche de bodas a bordo de la azarosa goleta de Riohacha vapuleada por la borrasca. Le confesó que con una de ellas, siendo telegrafista en la población de Achí a los dieciocho años, había tenido un hijo, Abelardo que iba a cumplir tres. Con otra, siendo telegrafista de Ayapel, a los veinte años, tenía una hija de meses a la que no conocía y se llamaba Carmen Rosa”.
Ahora sentado en la sala de la casa, en la sofocación del domingo y el bullicio de un picó cercano que encendió motores al atardecer, pregunto por los pasos de Rafael Olimpo. Los he interpelado en la larga siesta del domingo, y han salido de sus cuartos a responderme y a ser fotografiados por Luis Eduardo Herrán.
“Rafael Olimpo siempre me dijo que era el hermano mayor de García Márquez”, me dice Juana Vanegas, señalándome su retrato. No hay duda de que hay un parecido físico con el escritor cuando era joven. Rafael Olimpo manejaba una volqueta municipal en Achí, compraba ganado, vendía carne. compraba lotes y los revendía, adquirió en Achí dos casas y un lote, le gustaba jugar a la suerte y era un lector voraz, como su padre Gabriel Eligio García. Estuvo tentado por la política, en su aspiración a concejal del municipio. Vino a Achí con su mujer Sacramenta Díaz y se abandonaron luego, cuando Rafael Olimpo descubrió a la bella y morena achiana Juana Vanegas, con la que vivió más de cuarenta años. La mujer se regresó, pero él quedó solo en el pueblo. Juana recuerda que ella vivía en aquel entonces cerca al caño, cuando empezó a cortejarla Rafael Olimpo. La relación con Sacramento no se vio perturbada pese a la ruptura sentimental. Juana conoció a Patricia y a María José, hijas de Sacramento.
De la relación de Juana con Rafael Olimpo, nació el mayor de sus hijos: Rimis García Vanegas, que hoy tiene 49 años,al que le siguen en su orden, sus otros siete hijos: Bértila, Rafael, Candelaria, Ailsa, Jorge Armando, Déivinson y Leda García Vanegas, la menor que tiene 30 años.
La familia paterna de García Márquez se gestó a la sombra de un frondoso árbol, que empezó con Pedro García Gordon, a finales del siglo XIX, en Madrid. Su hijo Aminadab García (Caimito, 1834) tuvo una relación extramatrimonial con María de los Ángeles Paternina Bustamante (Sincelejo, 1855), allí nació Argemira García Paternina (Caimito 1887- 1950 Sincé), abuela del escritor, de cuya unión extramatrimonial con Gabriel Martínez Garrido, vino al mundo Gabriel García Martínez, padre del escritor. De esa unión con Luisa Santiaga Márquez nacieron: Gabriel José (Aracataca, 1927-2014), Luis Enrique (Aracataca, 1928-2015), Margarita (Barranquilla, 1929), Aida Rosa (Barranquilla, 1930), Ligia (Aracataca, 1934-2014), Gustavo (Aracataca, 1935-2014), Rita del Carmen (Barranquilla, 1939), Jaime (Sucre, 1940), Hernando (Sucre, 1943), Alfredo (Cuqui, Sucre 1946-1998), Eligio (Yiyo), Sucre 1947-2002). El mayor de todos nació en 1924: Rafael Olimpo, en la primera aventura de Gabriel Eligio García por el reino maravilloso de La Mojana, en las fronteras compartidas de Sucre y Bolívar.
“Mi padre me decía que era hermano de García Márquez pero yo no lo creía, y tampoco mis hermanos, porque nunca se vieron a la cara”, me dice Leda. “A veces, se tomaba unos tragos, y decía: ¡Ese Gabo no es mi hermano!, pero bueno y sano, me confirmaba que era el mayor de la familia García Márquez”.
No hemos culminado la entrevista familiar cuando irrumpe en la casa el penúltimo de los hijos: Déivinson, el gallero, que en esta tarde va a llevar a la gallera a pelear su gallo El Diablo. Los gallos son su pasión, y eso mortifica a su madre. Pero Deívinson le cuenta que hace poco uno de los galleros apostó a su gallo y ganó cincuenta millones de pesos. Tiene además de El Diablo, a sus gallos El Coquito verde y El Nene. Le hemos pedido a Juana que baje el retrato de Rafael Olimpo para la foto. Nos trae además la fotocopia de su cédula. No hay duda de que pertenece a la estirpe de Macondo.
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