Recorren la ciudad como exploradores del atardecer en Cartagena, ávidos de nuevos hallazgos para las alianzas culturales entre los dos países. Es el embajador de Francia en Colombia, Jean-Marc Laforet y su esposa Anne Louyot.
No es lo mismo mirar a Cartagena desde París, que venir de París a conocer de cerca la ciudad como lo hace el embajador de Francia en Colombia, Jean-Marc Laforet y su esposa: la comisaria, diplomática y artista Anne Louyot.
El encuentro es en el patio de la Casa Pestagua, gracias al contacto de Fabiola Morera. Los dos siguen los diversos caminos de la cultura en la ciudad y el país. Vinieron al Cartagena Festival Internacional de Música, en donde Francia fue país invitado. Pero seguirán entre nosotros, más allá de la música, en el Festival Internacional de Cine de Cartagena y en la rica agenda que fluye entre los dos países, El Año de Francia y Colombia.
El embajador recuerda que los nexos con Cartagena son activos y permanentes desde hace más de treinta años, y alude la Alianza Colombo Francesa, en la Plaza Fernández de Madrid. Colombia es el país que más estudiantes tiene, después de Brasil. Precisa que en 2015 el presidente francés y el presidente colombiano se reunieron para proyectar una imagen más cercana y moderna de cada país. Francia avaló los procesos de paz que ha vivido Colombia y la firma de paz con el grupo guerrillero más antiguo del continente. La visión que él como su esposa tenían de Colombia ha cambiado con la vivencia en los últimos años. Más allá de las encrucijadas que ha vivido el país, él y su esposa creen que Colombia es uno de los países con mayor expectativa en América Latina, por sus logros en el ámbito social, económico y cultural.
Por ejemplo, Medellín, que en los años ochenta y noventa del siglo XX, fue un territorio de violencia derivada del narcotráfico, hoy es una ciudad que es una de las potencias culturales de Colombia y una capital que se destaca por sus innovaciones que impactan en la ciudadanía. Esa realidad no es visible para todo el mundo. El embajador Laforet asevera que “Colombia es una potencia económica del mundo, con un patrimonio histórico y cultural, con una gran industria, pero esa imagen oculta no se ha actualizado. El Año Colombia-Francia 2017 permitirá una temporada de Colombia en Francia, y una plataforma para presentar lo que está haciendo el país en lo cultural, integrando lo económico, social y político. Es un programa conjunto entre los dos países. No queremos que sea algo episódico como los fuegos artificiales. Queremos ir más allá y ampliar esa relación en el campo del desarrollo y la cooperación. Estaremos en Cartagena, ciudad que será clave en este año cultural: en el Festival de Música, Hay Festival y Festival Internacional de Cine. Y en Bogotá, en la Feria Internacional del Libro. Una ciudad con tres festivales importantes. Se realizarán coloquios, seminarios sobre medio ambiente, protección del litoral, los retos de la salud pública. Tendremos exposiciones en la Universidad de Cartagena y Museo del Caribe en Barranquilla. Una de ellas es “Memoria de la esclavitud en las antillas francesas”, con dos visiones del Caribe: el de García Márquez y el de Edoard Glissant, y la mirada del actor francés Jacques Martial, de padres de Guadalupe. Queremos reafirmar la visión del Caribe no como un territorio de soledad sino de relación positiva con el mundo”.
La diplomacia cultural
En los hombros de esta mujer memoriosa, dulce y de convicciones claras y profundas, se delinean los destinos de la Diplomacia Cultural de Francia. Es Anne Louyot, diplomática, artista, Comisionada del Año Francia y Colombia.Ya en 2009 había sido Comisionada en el Año Francia y Brasil.
“Francia creó la diplomacia cultural fundamental: al principio era una historia que tenía que ver con la influencia y la dominación. Ahora esa diplomacia, luego del Convenio de la Unesco sobre la Diversidad Cultural, se afirma sobre lo diverso de la cultura, que es la sangre que alimenta toda la actividad humana”, afirma.
La diplomática Ana Louyot celebra la Ley de Cine en Colombia, que permitió el auge y esplendor del cine contemporáneo, en cantidad y calidad. “Hay que proteger los derechos de autor y proteger al artista y su obra. Y combatir la piratería. Alguien tiene que pagar la cultura en Internet. La cultura es frágil, y no hay nada más peligroso que hablar de industrias culturales. Un bien cultural no debe considerararse un bien de mercancía. Es diferente hacer zapatos que escribir libros. En una plenaria de la Unesco dije eso y se generó un debate. No compartios la visión norteamericana de las industrias culturales que reduce el bien cultural a una mercancía”.
El Año de Francia y Colombia son dos estaciones que se complementan, de ida y vuelta. Primero es Francia en Colombia, y la segunda estación, es Colombia en Francia.
Tanto el embajador Jean-Marc Laforet y su esposa Anne Louyot, se refieren con veneración a la obra de García Márquez. Recuerdan que en París, él escribió una de sus bellas y breves novelas: El coronel no tiene quien le escriba, en 1957.
Anne Louyot cuenta que en la Feria Internacional del Libro de Bogotá traerán una muestra de libros para niños y jóvenes. Y al Hay Festival de Cartagena, vendrán siete investigadoras francesas. Una de ellas, es la filósofa Hourya Bentouhami, autora de libros como “La raza, la cultura, las identidades”; “El abandono de las armas, la no violencia y la desobedencia civil”.
Lo que traerá Francia a Colombia en este 2017, es un baúl de arte, música, pensamiento, ideas y convenios, y Colombia llevará a Francia la resonancia de su arte y su literatura.
Epílogo
El embajador Jean-Marc Laforet, de repente hace una señal para indicar que tiene que retirarse porque ha recibido una llamada de París. Su esposa, Anne Louyot, mientras tanto sigue contándome los pormenores de esta alianza entre los dos países.
Más allá de que Francia posea 160 empresas en nuestro país, y exista una red de 12 Alianzas Colombo Francesas en ciudades del país, el Año Francia y Colombia potenciará la agenda entre los dos países en diversas áreas, pero especialmente en lo cultural. Los dos salen a encontrarse con la luz dorada de Cartagena.
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