Dani Martín es un transgresor de estereotipos. Un rebelde por naturaleza que lejos de alardear de su indiscutible fama, conserva aquel ápice de realidad que lo convierte en la versión terrenal de un artista consagrado.
Prueba de ello es la serie documental “Dani Martín vive Colombia”, un audiovisual que recoge las memorias del cantante y compositor español en su última visita a nuestro país, desafiando los cánones de la industria y conectándose con su público sin artilugios.
Más que él, su música y lo que transmite, es la protagonista de está historia escrita a su antojo y sin remordimiento que inició a los 18 años como líder de una de las bandas más refrescantes de la escena ibérica, El Canto del Loco, logrando el reconocimiento internacional con su rock pop con tintes ochenteros.
Diez años más tarde, decidió comenzar de cero, esta vez como solista. “Pequeño”, “Dani Martín” y “Mi Teatro” fueron los primeros cortes de una trayectoria de 20 años que lo han consolidado en un referente en la música hispana.
¿De dónde surge tu pasión por la música?
-En la música comencé cuando nací porque era lo que me hacía sentir de un modo diferente cada vez que tenía contacto con ella. Mis padres me pusieron música desde que estaba en el vientre de mi mamá. A los 10 años tocaba la guitarra y componía canciones; a los catorce monté mi primera banda que se llamaba Rosa Negra y el Canto del Loco a los 18.
¿Tus padres son músicos o tienen alguna relación con ella?
-Nada, nada. Mis padres nunca han tenido que ver con la música. A mi madre la llamaban del colegio: ‘Oiga su hijo esta cantando en la mitad de la clase, mientras los demás están estudiando’. Siempre estaba haciendo canciones y mis padres en vez de tomárselo a mal, me permitieron que indagara y que descubriera mi amor por la música.
¿Por qué decidió ser solista?
-Las personas que nos permitimos en la vida llevar a cabo las cosas que sentimos y tenemos ese momento de valentía para hacerlo, creo que la felicidad nos acompaña, porque la felicidad no es el confort absoluto. Te puede ir muy bien en un puesto de trabajo y ganar muy bien por estar ahí, pero tú tienes unas serie de inquietudes dentro que no están saliendo. Por lo tanto aquel que decide que aunque le vaya muy bien económicamente, pero si tiene un montón de ilusiones y se las permite para mí es un valiente.
Y eso fue lo que hice, después de diez años en la banda que fundé, haciendo una cosa muy concreta, de repente mi corazón me pide otra cosa. Creo que ha sido uno de los pasos más bonitos que he dado en mí vida porque me la estoy pasando increíble.
¿Siempre quisiste hacer algo a nombre propio?
-No, nunca. Cuando estaba en la banda pensaba que no me veía defendiendo una cosa con mi nombre. Me parecía super raro, como que no tenía nada que ver conmigo, siempre quería tener una banda. Y estoy de solista, pero tengo una banda, es mi forma de funcionar y tengo un equipo de gente que ha hecho que todo sea mejor. Es maravilloso vivir las etapas a full y cuando esas etapas terminan, empezar en otras cosas.
No me gusta la gente que hace de su vida un horario y hace esa vida durante 25 años, me aburre. No me gusta la gente así, me gusta la gente que vive, que disfruta y vive observando a los demás y se enriquece con lo que pasa. Me gusta la verdad y la gente que se permite que le pasen cosas.
¿No te da nostalgia de aquellos días?
-No me paro a mirar ese tipo de cosas, ni a pensar más allá del agradecimiento del momento, el halago que alguien te regala. Me gusta disfrutar lo que pasa en ese momento porque a lo mejor no vuelve más. La vida es el presente a cada rato.
En España tienes muchos reconocimientos, pero Latinoamérica es otra cosa, ¿Cómo te sientes por tener que empezar de cero?
-Puedo venir de un concierto en Madrid con lleno total y 24 horas después estoy en un país donde no me conoce nadie. Si soy un tarado que digo: ‘Soy tal cosa’. Sí, eso es mí país, pero aquí (Cartagena) no me conoce nadie y eso me encanta porque me da la posibilidad de hacerme sentir pequeño y saber que no he hecho nada todavía, que queda tanto por ver y recorrer, por entregar e intentar transmitir, eso es lo que me pone feliz.
Es una aventura maravillosa porque después de estar 10 años en una banda, darte el permiso de empezar de cero un camino nuevo es algo increíble y cuando se desea, mucho más. Así que un día mi corazón y mi piel me pedían empezar una travesía nueva y eso es lo que hice.
Se afronta con ganas, con ilusión, y cree que hay que crecer y no quedarse en el mismo lugar.
También eres compositor, ¿qué te inspira?
-Mis canciones tienen un montón de cosas que tienen que ver con los seres humanos, que generan emociones y me encantaría que la gente se permitiera escuchar mi música y disfrutar de lo que hay. Quiero que se metan en la piel de la gente y generar cosas en ellos.
¿Algún referente musical con el que te identifiques?
-Me encanta la mezcla y no tengo prejuicios en la música. Me siento identificado con la gente de verdad, que hace y dice lo que siente como Joaquín Sabina con quien he tenido la suerte de compartir escena. Además cantar con Joaquín es algo mágico, le tengo un cariño increíble.
¿Sientes que ha evolucionado tu música?
-La diferencia es que ahora tengo 38 años. Sigo siendo yo, pero con 38, desde el lugar que te toca. De diferente no hay nada, soy la misma persona, pero con unas vivencias diferentes que se han ido metiendo en mi camino.
Comentarios ()