Por: Hernán Pimienta Vásquez
Llegué a la casa de la señora Inés Costa, de 86 años, en compañía de mi amigo “Pepe” Pimienta y con muchos deseos de conocer al santo que los Costa han guardado y venerado durante más de 100 años.
La casa tiene todo al frente construido con bloques y cemento, pero las demás paredes son de bahareque, lo que hace que el interior siempre se sienta fresco aunque la temperatura exterior sea alta.
La señora Inés estaba sentadita en una silla momposina dentro de la amplia sala. Estaba quietecita, con la mirada perdida en el infinito, como ausente y sin mostrar el mismo interés en los visitantes.
Su hija Cándida Aragón Costa, maestra en la escuela Anunciación, nos recibe.
- “Nos gustaría que nos contara acerca del santo que ustedes tienen en casa, ¿Cómo se llama ¿ Por qué lo tienen? ¿Desde cuándo? y si es posible que podamos verlo”, le pedimos a Cándida.
- “El santo permanece en la habitación donde duerme mi mamá, esperen un momento y lo traigo para que lo vean”, responde presurosa.
De repente un vivo interés se refleja en los ojos de la señora Inés quien como si un flujo de energía primigenia inundara su ser. Con voz fuerte y clara nos dice, “nuestro santo es San Andrés Apóstol. Mi papá, Manuel Ramón Costa Zabala le rendía especial veneración y depositaba en él toda su Fe. Él lo recibió de mi abuelo y yo a la vez lo recibí de él”.
“Todos los 30 de noviembre, mi papá hacía un altar al frente de la casa. Le hacía su velación y por la noche buscaba rezanderas para que rezaran el rosario. El daba gracias a San Andrés todos los años por la abundancia de las cosechas y le rezaba para que le siguiera bendiciendo con una buena siembra en su parcela”
Mientras la señora Inés narraba, Cándida salió del cuarto cargando cuidadosamente el Santo. Mi sorpresa fue mayúscula al verlo porque lo imaginaba de tamaño natural y el que presentaban ante mis ojos medía poco menos de 35 centímetros de altura incluido el pedestal.
En el pedestal tiene grabado un pescado, símbolo de los primeros cristianos.
“Al principio la velación la hacíamos solo nosotros; un tiempo después se nos unieron los vecinos del barrio y más tarde la población entera. Los vecinos adornaban la calle con matas de maíz que eran “sembradas” en la calle y recolectaban para pagar a los gaiteros que tocaban durante todo el día. El 30 de Noviembre se convirtió en un día de fiesta en honor a este santo. Este sector fue bautizado como el barrio San Andrés” explica la señora Inés.
Fue tanto el auge que alcanzo la fiesta en honor al santo, que Miguel Pacheco, padre del compositor Adolfo Pacheco Anillo, decidió abrir un salón de baile en el sector.
En una parte de la canción -el Viejo Miguel dice: “adiós San Andrés, tu animador te abandona Adiós 16 de Agosto Adiós alegría”
Historia
Según el libro Perspicacia para Comprender las Escrituras, Andrés era hermano de Simón Pedro. Al principio fue discípulo de Juan el Bautista pero después de la detención y asesinato del mismo, Jesús los invito para que fueran “pescadores de hombres”. En todas las listas de los apóstoles se le menciona entre los cuatro primeros.
En una ocasión él y Felipe tratan con Jesús el problema de alimentar a cinco mil hombres, ocasión en la que el mismo Andrés menciona que hay a mano cinco panes y dos pececillos, aunque el mismo ve que su recomendación es de poco valor práctico.
Hoy, muchos habitantes del sector quisieran revivir aquellos días y revivir la devoción por el Santo. Aunque muchos critiquen que los sanjacinteros adoren más a otros santos que al mismo patrono San Jacinto.
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