Un error en el diagnóstico médico y un milagro de Dios, así definen los padres de Sebastián Mora, lo sucedido con su pequeño niño al que muchos llaman “genio”.
Sebastián tiene 11 años pero por su nivel intelectual parece un adulto, de esos exitosos e inteligentes, que sabe qué es lo que quiere en su vida y tiene definido su futuro.
A su edad ya terminó su etapa escolar y espera la oportunidad de ser elegido para las becas de Talento Caribe de la Universidad Tecnológica y también tiene una invitación de la NASA para ser parte de los semilleros de niños científicos. ¡Todo un orgullo para sus padres!
“Nos sentimos muy afortunados porque es un niño muy aplicado, Sebastián tuvo un diagnóstico negativo en su crecimiento y desarrollo cognitivo, a los tres años un neuropediatra nos dijo que él no iba a poder asistir a un colegio normal sino a uno especial porque no podía tener un desarrollo académico normal, nunca iba a poder aprender otro idioma excepto al español, nosotros le rogamos a Dios y dejamos que siguiera en el colegio donde estaba”, dijo Carolina Taboada, su mamá.
Cuando Sebastián estaba en párvulo no sabía coger un lápiz, no le gustaba hacer nada, era disperso. 10 años después, este niño se gradúa de bachiller en pocas semanas del colegio Beverly Hills, y está a punto de demostrar todo su conocimiento en la institución de educación superior a la que ingrese.
“Dios hizo un milagro, en transición empezó a leer perfecto. En primer grado lo querían promover para otro curso pero yo no dejé porque me parecía que iba a ser un niño en tierra de gigantes. Cuando ya entró a hacer tercer grado el papá tenía unas memofichas y Sebastián las leía, entonces en el colegio, la rectora le asignó un tutor de bachillerato y éste le empezó a enseñar física, química, luego lo promovieron a octavo grado”, cuenta Carolina.
Sebastián tiene un coeficiente intelectual de 120, según la edad, lo común es que tuviera un promedio de 100. En medio de esta entrevista hablamos de libros, de su empresa, deportes, hobbies, y hasta del mercado bursátil.
De todo esto se puede hablar con Sebastián, un niño que no le gusta el fútbol y que prefiere leer libros de física y química.
Al preguntarle cómo se siente al saber que ya va a iniciar su vida universitaria, y que dejará a sus amigos del colegio, con madurez contesta que pensó en tomarse un receso pero que las oportunidades tiene que aprovecharlas. “Yo tenía pensado hacer un semestre de descanso, pero voy a la universidad, estamos haciendo muchas vueltas para poder entrar en el programa de Premio a la Excelencia y Talento Caribe, quisiera estudiar ingeniería mecatrónica porque tiene mucho de lo que me gusta: matemática, física, biología e inglés”, contó.
Sus palabras y ademanes son de un joven, sus padres lo escuchan atentamente y quienes lo vemos también aprendemos de cada una de sus intervenciones. Hasta consejos y técnicas dejó para los compañeros de la redacción. “Les quisiera recomendar a ustedes los periodistas una técnica para su trabajo y es la “Pomodoro o Tomato Timer”, consiste en concentrarse 25 minutos trabajando y descansar 5, así sucesivamente, verán que les ayuda a mejorar la concentración”, explicó Sebastián, quien diariamente dedica varias horas del día a leer e investigar en internet.
“Mi esposo tiene que manejarle el tiempo porque se puede quedar horas y horas en la noche leyendo. Un día ya nos habíamos acostado, yo me levanté y fui a su cuarto y mi sorpresa fue encontrarlo cerca de la ventana donde entraba un rayo de luz que le iluminaba el libro para seguir leyendo”, dice con tono de asombro su orgullosa madre.
Ni fútbol, ni empresas
Para Sebastián no hay prisa, pareciera que para él todo gira alrededor de adquirir conocimiento, pero lo de lo que sí está seguro es que no le gusta ni ver ni jugar fútbol, (aspecto que su padre ha aprendido aceptar), ni pretende montar empresas. “Prefiero un negocio, pero ojo que negocio es diferente a una empresa, no quiero una empresa, quiero negocios”, explica este joven quien también tiene claro cómo se maneja el mercado bursátil. “No he querido esperar a ir a la universidad para entender el mundo de los negocios, se que en la bolsa, además de tener mercado de divisas, tiene como un mercado de acciones donde las empresas dividen ese título de propiedad en pedacitos y los venden al por mayor, solo algunas veces esos pedacitos dan parte de los ingresos de la empresa”, explicó este niño que el año entrante llegará a las aulas universitarias con manejo del inglés, que aprendió buscando en internet los guiones de la series y películas.
Sebastián es de los que piensa que estar solos tiene sus ventajas, que sí tiene amigos, pero pocos tan cercanos con los que pueda gastar mucho tiempo jugando y por esto aprovecha el tiempo para su pasión, la investigación; también le gustaría hacer intercambios académicos. “Imagínate hacer primer semestre aquí, luego en México, después en Italia, sería muy bueno”, exclama.
Le quedan pocos días para definir si ingresa a la Universidad o acepta la oferta le hicieron científicos colombianos a sus padres. “ Dos científicos, entre ellos el que creó el lente del robot curiósity, Jorge Nuñez, nos comentó del interés por Sebastián para incluirlo en semilleros de investigadores científicos apenas terminara sus estudios”; afirma su papá,
La reacción ante esta propuesta por parte de su hijo fue que “no había visto la magnitud de eso, pero podría ser muy interesante”.
Visita al doctor
Los padres de Sebastián, John Jairo Mora y Carolina Taboada, quisieron mostrar el avance de su hijo al neuropediatra que le diagnosticó primeramente un tipo de Autismo sin posibilidad de tratamiento y avance. Hace unos años lograron reunirse con él, a pesar de que reconoció su error de diagnóstico, aseguró que era un caso atípico. “Él le había diagnosticado autismo con nivel muy comprometido en todas sus habilidades de pensamiento y social, lo cambió por un “tipo de autismo nuevo, atípico” pero sinceramente no le vemos el lado autista”, dijo Carolina.
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