No hay un solo rincón que no recuerde a la Cartagena de los años cuarenta. El tiempo es un perfume guardado en el mobiliario y flota como una música, en las pinturas y en los libros. Es Kartaxa, el único y primer hotel temático especializado en cultura cartagenera, en San Diego, en la calle de Las Bóvedas, que ha seleccionado a 27 personajes de la cultura local.
Cada habitación está dedicado a un cartagenero destacado en el arte, la literatura, la música, la historia, la gastronomía, la fotografía. Los seleccionados fueron: Gabriel García Márquez, Luis Carlos López, Raúl Gómez Jattin, Rafael Núñez, Daniel Lemaitre, Eduardo Lemaitre, Hernando Lemaitre, Pierre Daguet, Aníbal Esquivia Vásquez, Victor Nieto Núñez, Heriberto Cogollo, Darío Morales, Alfredo Guerrero, Cecilia Delgado, Adolfo Mejía, Sofronín Martínez, Cecilia Porras, Nereo López, Donaldo Bossa Herazo, Eladio Gil, Pedro Laza, Alejandro Obregón, Enrique Grau, Teresita Román, Roberto Burgos Cantor, Germán Espinosa y Álvaro Restrepo.
El hotel es una casa colonial del empresario Roberto Fuentes que fue alquilada por la L’alianXa Travel Colombia, para erigirse en el primer hotel temático sobre cultura cartagenera, bajo la gerencia de Mario Correa, un apasionado vigía de la historia y el arte de la ciudad.
“Emprendimos una investigación minuciosa sobre Cartagena, y seleccionando 27 personajes cartageneros representativos, entre un centenar de nombres vinculados a la cultura regional”, dice Alonso Monsalve, presidente de la compañía, quien desde niño venía a pasar vacaciones a Cartagena, gracias a la invitación de su tío Luis Ángel Gómez Velásquez, que era capitán de navío.
“Nos aportaron sus ideas los artistas Cecilia Delgado y Alfredo Guerrero, el escritor y fotógrafo Francisco Pinaud, la Librería Ábaco, la Biblioteca Bartolomé Calvo, del Banco de la República, y fuimos depurando la idea buscando los libros originales de los escritores, el mobiliario alusivo a la década del cuarenta en los anticuarios de Cartagena, Bogotá, Medellín. Fueron significativos los hallazgos en los anticuarios El Arcón y Jaime Botero, las librerías de incunables de diversas ciudades”.
La habitación de Gabo
Cada puerta tiene el nombre del personaje homenajeado a la entrada. Cada llave tiene su rostro. La habitación de Gabriel García Márquez es la 201. Sobre la cabecera hay tres fotos en blanco y negro del escritor. Sobre una mesita de noche, está una réplica de una máquina de escribir. En la pared están algunas de las portadas de las novelas de García Márquez, al alcance de la mesita de noche, su novela mítica Cien años de soledad. La cama es ancha y blanca. Es la habitación perseguida por los viajeros del mundo. La música que suena en el ambiente es una gaita de Lucho Bermúdez. El aire huele a maracuyá. Al subir al segundo piso, nos sorprenden unas fotografías de Nereo López que nos devuelven al viejo Camellón de los Mártinez, bajo la luz de los cuarenta.
Un viaje en el tiempo
Libe de Zulátegui, una de las alumnas de Pierre Daguet, que hizo parte del Grupo de los 15, eligió la habitación de su venerado maestro y no sale del asombro porque todo los detalles de la habitación la llevaron a recordar los lejanos días en que estudiaba en la Escuela de Bellas Artes deCartagena en 1958.
Una brasileña de cuarenta años que se hospedó en la habitación de Germán Espinosa, estaba conmovida, leyendo La tejedora de coronas. Y la habitación y la novela la llevaron al mundo del al escritor de La tejedora de coronas.
“Besaba a los muebles, con tanta ternura, como si fueran niños”, me dijo la camarera Mary Luz García.
En la habitación de Victor Nieto Núñez, el fundador del Festival Internacional de Cine de Cartagena, su hijo Gerardo donó medallas y pergaminos entregados a su padre, y recortes de prensa de aquellos años sesentas, ya lejanos.
Orlando Correa Sandoval, un mompoxino que integra el equipo fundador de Kartaxa, me contó que conoció a muchos personajes de la cultura cartagenera en el bar La Cueva, de Barranquilla: a la pintora Cecilia Porras que tiene su habitación en la 211, y al maravilloso y excéntrico artista Alejandro Obregón con habitación en la 301. “Recuerdo que Obregón una vez se amarró un volador en la pierna porque quería volar, y terminó herido y hospitalizado. Y la vez que pidió un pan, lo partió en dos, metió en el medio un grillo (un pacopaco vivo) y se lo comió como si fuera un sandwiche”. Orlando dice que el hotel es un homenaje a Cartagena y a sus personajes.
El pintor Heriberto Cogollo entra a su propia habitación y no sale del asombro al verse retratado, con algunas de sus obras. “Esto es una fantasía”, dice.
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