Para poder responder un poco las miles de interrogantes que surgen al enfrentamos al análisis de estas expresiones artísticas e intentar marcar las fronteras entre ellas, es indispensable retroceder en el tiempo. Cuando nació la fotografía, inmediatamente surgió el temor ante la posible desaparición de la pintura, que era en ese momento la expresión existente para transmitir y documentar la existencia y la vida. Afortunada y lógicamente, eso no ocurrió y ambas disciplinas iniciaron su camino tomadas de la mano, pero sin perder cada una su función. La pintura evolucionó y pudo expresarse más libremente creando imágenes no reales de gran valor estético, entregándole a la fotografía la labor de plasmar la realidad.
De hecho, la fotografía era utilizada como herramienta para el pintor, ya no tenía que pasar horas y horas en el campo para pintar un paisaje y ya los modelos podían descansar. La fotografía, como cualquier profesión, tiene muchísimos campos: la fotografía social, la documental o periodística, la artística, la publicitaria, etc. Cito esto, pues dependiendo del uso y fin de la imagen, las alteraciones pueden considerarse éticas o no. La fotografía documental, como testimonio histórico, está comprometida con la realidad y la verdad, siendo su finalidad principal la de captar el mundo tal como aparece ante nuestros ojos. Este tipo de fotografía, ha de basarse fundamentalmente en la objetividad e imparcialidad del autor, por lo tanto lo ideal es que éste no manipule la circunstancia, momento, personajes o actores de la fotografía. Sin embargo, la fotografía publicitaria tiene plena libertad para ser alterada, pues su fin es otro.
Hoy vivimos momentos similares con los avances tecnológicos. El mundo de la fotografía ha sido ahora el intervenido. Con las nuevas herramientas digitales y su facilidad de manejo, las fotografías son convertidas en imágenes manipuladas, que no representan la realidad, entonces surge nuevamente el debate. La fotografía es realidad, es documentación, la edición digital es una expresión particular del autor, que se vale de los diferentes medios que tiene al alcance de su mano. Ahora bien, el observador de una fotografía, está frente a una realidad, el observador de una pintura o una edición digital, está frente al resultado de la realidad del autor, es decir, de su imaginación. Son entonces los autores los que deben saber distinguir dónde están los límites que separan un medio de otro. Aunque parezca contradictorio, hoy es mucho más difícil ser fotógrafo (no tomador de fotos), pues contamos con miles de medios diferentes para tomar una foto, el mundo está invadido de fotos, pero no todas son fotos que marcarán diferencias, ni trascenderán en el tiempo, son simplemente fotos y fotos y fotos, miles de elementos decorativos, pero no una verdadera creación artística; la diferencia es que un fotógrafo hace la foto y la debe hacer en el momento en el que enfoca, en el momento en el que todos sus sentidos se conjugan para captar ese instante que él descubre, un fotógrafo no es aquel que toma la foto y luego se pasa horas frente a un computador creando una imagen a partir de esa toma. El verdadero fotógrafo “hace” la foto, no “toma” la foto. Existe también el error de creer que se es pintor o artista, al intervenir una fotografía con una función de un programa de computador y darle un efecto que ya está pre-diseñado en el programa de edición.
Hoy se piensa erróneamente, que la fotografía se hace después en el “laboratorio digital” y en muchas ocasiones se pretende que una fotografía “parezca” una pintura, eso es totalmente inadmisible e infantil. Para mi es inaceptable lo que las revistas de fotografía y el mercadeo de programas de edición promocionan convenciendo a los ingenuos, afirmándoles que con las herramientas digitales pueden convertir, con muy poco esfuerzo, una fotografía en una pintura artística. Entonces vuelve la interrogante:¿qué es fotografía, qué es pintura, qué es edición digital? Cada una vive y existe por si misma, la pintura utiliza a la fotografía como herramienta, la fotografía utiliza lo digital como herramienta y la edición digital es el resultado de la mezcla de la fotografía, de lo digital y en algunos casos de la pintura. Un simple ejemplo: Si cruzamos una yegua con un burro nace una mula, esa mula jamás podrá ser caballo, jamás podrá ser burro, siempre será mula, eso desde luego no la hace de menor valor, vale lo mismo o tal vez más que sus padres. Pues bien, la fotografía sin intervenciones será siempre fotografía pura, la pintura sin intervenciones siempre será pintura. La edición digital, es una mezcla, no quiere decir que por esto carezca de valor, es también un modo de expresión, pero no es fotografía y no es pintura. Debe ser clara la diferencia entre pintura, fotografía y edición digital. Estas búsquedas y mezclas no son nuevas, podemos remitirnos a principios de 1900 y observar la obra del gran fotógrafo norteamericano, Man Ray, quien es un perfecto ejemplo de la fotografía surrealista y quien en ese momento no contaba con la facilidad de la tecnología de hoy, él se valía de muchas técnicas que se utilizaban en el laboratorio fotográfico, como la superposición de negativos o exponer por partes. Creo que la mejor definición de esto, la dio Man Ray en su momento: “Fotografío lo que no quiero pintar y pinto lo que no puedo fotografiar”.
Fundación Fototeca Histórica Cartagena de Indias.
Revista dominical
Fotografía, pintura, arte digital
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