Revista dominical


Donde entrenan los sueños

CINDY BARRIOS MIRANDA

26 de julio de 2015 12:00 AM

Los pares de zapatos tenis están por doquier. Uno, dos, tres, cuatro… y en un parpadeo se pierde la cuenta.

Son tenis de diferentes marcas, formas, colores y usos, que se acumulan en las 23 habitaciones que hay en el Centro de Alto Rendimiento (Cerca) del Instituto Departamental de Deportes y Recreación de Bolívar, Iderbol.

También hay camisetas deportivas, aquí y allá, en el patio, en las lavadoras y sobre las 138 camas disponibles en las dos edificaciones que están en el Coliseo Bernardo Caraballo.

Y las medallas, bueno, esas están guardadas junto a los sueños, las ganas y el tesón de los residentes.
          
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Parece un hotel extraño, aunque no es un hotel. Es más como una villa olímpica sin los juegos, pero con la presión de la competencia. Está entre un lugar de paso y un sitio de concentración, al que muchos deportistas llaman hogar.

“Es como una gran casa con muchos hijos que atender y cuidar”, dice el administrador de la unidad, Germán Arrieta, un entusiasta del deporte que hace 21 años trabaja en estos menesteres, primero con Coldeportes y ahora con Iderbol.

Germán sabe todo al detalle. Cada rostro, nombre, apodo, deporte, de dónde vienen y en qué van participar.

“Sin este centro difícilmente podríamos traer a los deportistas de la provincia, alimentarlos de acuerdo a sus necesidades o darles el entrenamiento pertinente”.

No es para menos, el hombre dirige un lugar lleno de estrellas en ascenso, con egos que se inflan en las victorias y decrecen en las derrotas. Más de sesenta personalidades contenidas en dos bloques conviven cada día.

“Lo más complicado es asignar los cuartos, hay que tener en cuenta la afinidad y los horarios de entrenamiento. Los boxeadores, por ejemplo, entrenan a las 4 de la mañana, y los patinadores en la tarde. Se corre el riesgo de que se molesten, entonces hay que cambiarlos”, comenta mientras camina por los pasillos del segundo piso.

“En este edificio hay 13 cuartos, a la izquierda se hospedan las mujeres y a la derecha, en el subpiso después de la zona común, se alojan los hombres”, indica.

- Y arriba ¿qué hay?, pregunto señalando el tercer piso.

- “Arriba, arriba están las estrellas”, contesta.

Se refiere Rusmery Villar, Francisco Mosquera y Mercedes Pérez, medallistas de los Juegos Panamericanos de Toronto, que representarán a Bolívar en los Juegos Nacionales.
                                                          
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Con la medalla de plata en sus manos, el pesista Francisco Mosquera camina por las instalaciones del Cerca, donde vive hace 3 años.

Pacho, como le dicen, vino desde Apartadó (Antioquia) para entrenar con la liga de halterofilia de Bolívar, después de formarse como deportista con el entrenador Giovanni Moreno Lara, a quien le agradece sus enseñanzas.

“En Antioquia me faltaba apoyo, y Bolívar me abrió las puertas. El profesor Mercado me dijo que tenía el talento para estar aquí”, dice.

Sus diez años en el mundo de las pesas le permitieron tener un destino distinto, Francisco se rehusaba a trabajar en las bananeras en su pueblo. Recompensar el sacrificio de su madre, Ana Isabel Mosquera Valencia, fue la mayor inspiración del deportista de 23 años.

“Mi mamá es mi ejemplo como persona, es mi vida. Ella siempre ha luchado al máximo por nosotros. Pero yo no quería ser un bananero y por eso me entregué al deporte”.

No fue en vano, sus triunfos han colocado a Colombia en lo más alto del podio.

“Esta medalla es muy especial, te hace sentir orgulloso y una parte de tu vida realizada, porque has trabajado mucho para ello”, cuenta el pesista que de niño quería ser futbolista.

No muy lejos de ahí están Angie Meléndez, Carolina González y su gemela Andrea, quienes juegan en el equipo de fútbol de Bolívar. Llegaron hace 4 meses de El Carmen para unirse a la concentración que estará en los Juegos Nacionales de Ibagué.

Ninguna supera los 17 años, pero su alto rendimiento las calificó para viajar a un intercambio deportivo en Alemania, como parte de un convenio para jóvenes deportistas en zonas de conflictos.

- ¿Cómo les pareció Alemania?

- “Ufff, no hay palabras para explicarlo. Fuimos a Frankfurt, Stuttgart, Berlín, dice Andrea. Estuvimos en una práctica del Bayern de Múnich, hablamos con Elkin Soto y Adrián Ramos, agrega su gemela.
Lo mejor de todo es que ganamos los tres partidos”, cuenta Angie, con una sonrisa instantánea que la transporta a aquel momento que está marcado en el calendario.

El 26 de agosto de 2013 viajaron por primera vez en avión, y el vértigo fue inevitable. Todo era del cielo a la tierra y sus padres dichosos, nunca pensaron que algo semejante les podía suceder a sus hijas.

En otro lado están los patinadores Saúl Pirateque y Cristian Contreras, quienes comparten habitación con el taekwondista Yorman Montalvo, de Cartagena.

Saúl y Cristian viven en zonas muy retiradas del Departamento, por eso no es raro que su acento tenga un tinte a bumangués. Santa Rosa y San Pablo del sur, respectivamente, tienen mayor influencia de Bucaramanga.

A sus 16 años, han tenido que dejar sus casas para cumplir sus sueños. Entrenar en sus pueblos era tan duro como enfrentarse a los rivales.

- “En San Pablo no tenemos pista, entrenamos en una calle. El patinaje siempre me llamó la atención y aunque no había pista, no dejaba de practicar con el profesor de mi colegio”, advierte el velocista que desde los 7 años está entrenando.

- “Allá (Santa Rosa) la pista no tiene las medidas reglamentarias, pero eso a veces basta para competir. Por mi rendimiento me trajeron para acá (el Cerca)”, indica Saúl, quien estuvo entrenando en Corea.

La historia de Yorman Montalvo es diferente. Su familia vive en el barrio 2 de Noviembre, pero allá era muy difícil concentrarse en su preparación.
- “En mi casa no estaba 100 por ciento concentrado en mi preparación para los Juegos Nacionales”, reconoce el joven de 19 años.

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En la primera planta está el salón de conferencias, donde practican las ajedrecistas Ingrid Rivera, Ángela Franco y Beatriz Franco, todas unas eminencias en el arte de la estrategia.

Verlas juntas parece imposible, las gemelas antioqueñas habían sido las eternas rivales de la cartagenera, hasta que la ironía de la vida hizo su jugada: ponerlas en el mismo equipo.

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Bolívar quiere pasar del sexto al cuarto puesto de medallería en los Juegos Nacionales, una ambición que queda explícita en las paredes del Cerca.

“Hay que subir de 16 medallas de oro a 40, es un logro difícil y por eso se dio este proceso. Si logramos este cometido, seríamos la sede de los próximos juegos. Iderbol apoya a un centenar de deportistas de altos logros y de reserva que tienen derecho a educación, hospedaje, alimentación, desarrollo deportivo y capacitaciones”, asegura el director de Iderbol, Jaime Herrera.

Entonces, pensar en Bolívar como una potencia en el deporte es casi una realidad.

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