Revista dominical


Carlos García, frente al sonido de El abrazo de la serpiente

Tiene el espíritu tan libre y diverso como su arte. Es joven, tiene un cabello que ya debería tener  copyright , como él mismo afirma y ¡oh! es cartagenero... aunque no de ‘pura cepa’.

Carlos García es el Diseñador sonoro de El abrazo de la serpiente, el film que marca una poderosa transformación del cine colombiano.
En la Lista de ganadores de Premios Macondo 2015, está Carlos, de 36 años, quien junto al editor, Marco Salavarría, gana en la categoría de Mejor diseño sonoro por “El abrazo de la serpiente”. En la entrega del Premio iberoamericano de cine Fénix repite el triunfo por Mejor sonido. Estos reconocimientos preceden la celebrada nominación al Oscar.

El Cineasta, especializado en sonido, nace en La Heroica pero es un trotamundos de corazón.

Vive hasta los cuatro años en el barrio El bosque, junto a sus padres Carlos Julio García y Alcira Flórez, y Bogotá lo acoge entonces hasta la edad de 20. Le sigue Cuba desde los 22 a los 25  - en la Escuela Internacional de Cine y TV San Antonio de los Baños - , y de ahí ha repartido sus años entre Alemania - en la Escuela de Artes y Medios de Colonia, (donde hace el postgrado en Diseño sonoro y Mezcla para cine); España,  donde sigue a un amor que se disuelve, y ahora vive entre Dinamarca,  Bogotá y su natal Cartagena.

Entre interpretaciones de señales estelares a los 4 años (cuando sueña con ser abducido debido al miedo a perder a su padre, entonces sindicalista) llega a su mundo la afición a la radio. Allí empieza el largo camino que este cineasta, de 36 años ha decidido transitar día a día.

¿Por qué te vas por el lado de lo sonoro?
- Como Caribe tenemos una herencia sonora potente. Desde pequeñitos nos están metiendo música... el televisor todo el día, el picó, la bulla, la gente. El Caribe es súper musical.
También creo que hay genética. El papá de mi papá era radio aficionado, radioeléctrico, el tipo que arregló la primera radio y la primera emisora en Montelíbano. Se llamaba Carlos Esteban García y yo también en honor a él (Risas).
Nunca conocí al abuelo pero mi papá dice que se lo recuerdo y no hay más cineastas en la familia. Fui el ‘kamikaze’ que se fue por esta onda.

   Así suena la película...
- De repente se me metió en la cabeza cómo quería que sonara El abrazo de la serpiente. Pues, no sabía cómo terminaría pero me gustó vivir el proceso.
Se compraron librerías antiguas, de antropólogos sonoros y se restauraron. Un trabajo en conjunto con el sonidista directo que fue alumno mío: Marcos Salavarría, el montador de diálogos, quien hizo el sonido directo,. También con Víctor Jaramillo, que me ayudó con los efectos y una investigación de aves y animales. Él hizo un estudio de pájaros que ya poco se escuchan en la selva... hizo una investigación muy grande.
Después lo que se utilizó fue otra cosa … pero bueno... es que cuando ves la ‘peli’ de corrido, dices ‘no me gustan los pájaros o no me sirven los micos’ . Así se está construyendo ese tipo de películas que tiene una velocidad, un tipo de actores. Para nosotros una jungla tan vital no funcionaba. La selva de El abrazo de la serpiente es un poco oscura.

La selva del Karamakate es joven... es una selva más mística espiritual, y el Karamakate viejo es una selva más seca, más muerta porque se le ha olvidado todo. La idea fue darle vida al Karamakate viejo y al joven, pues mantenerle esa cuestión mística.
Utilicé ciertos recursos para crear algo más mágico... ciertas frecuencias: sonidos del útero del vientre materno, delfines y ballenas. Realmente la idea era crear una sensación de conexión con esta película de una forma espiritual.

También hay una gran cantidad de sonidos del espacio. Compré una librería de sonidos de la NASA. Hay una librería muy interesante que serían sonidos de Júpiter, de Venus y de Marte. Los utilicé para rellenar el espacio de la jungla.

Un Dios que respira en la película...
- En esta película sentí la oportunidad de describir qué es Dios para mí. Es la naturaleza, no es un personaje de iglesia, ni crucificado, es un personaje que estamos pisando, que estamos maltratando, hiriendo todo el tiempo. No soy religioso, ni de oraciones, ni de esas cosas, pero sencillamente fue como mi forma de decir: ‘esto es Dios. Aquí está, en estos planetas ... esta selva. Esto es’.

Haces parte de la historia de Colombia, ¿cómo es la sensación?
- Normalmente no analizas eso. Cuando te das cuenta de la ilusión que se ha generado con respecto a ella, es tratar de ser lo más respetuoso posible, siendo realista con las cosas y yo creo que me parece lindo, bueno y justo por el cine colombiano, por todo esta gente joven que viene atrás haciendo cosas. Es justo para abrir un camino digno en todos los aspectos, que a las personas del gremio se les valore, que se les pague bien por lo que hacen, que se les escuche. Que a cada personaje se le trate como un ser creativo, un ser que puede aportar a un proceso. Que no son peones sino seres pensantes, y que cada quien tome la responsabilidad creativa de ser exigente consigo mismo. ¡Creo que hacer historia no no los esperábamos!
Nadie será millonario gracias a las películas colombianas, pero sí se puede vivir dignamente. Por ejemplo, yo he podido llegar a un punto de poder escoger el proyecto del que haré parte y así. (Le han ofrecido proyectos en Europa y escribir un guion sonoro).

Luego del primer Oscar de Chile, el mundo voltea hacia el cine Latinoamericano. ¿A qué crees que se debe esta evolución?
- Yo creo que se están tomando otros riesgos  económicos, dramatúrgicos y narrativos.
Hay mucha gente joven sin tanto prejuicio, hay gente muy formada, con ideas muy frescas, que necesita sobrevivir, sobresalir, gente que está olvidándose de las normas académicas de las que nos han hablado los últimos años.
Pero se necesita apoyo. El cine no es una cosa fácil. Mantenerse es una cosa de pasión, de crear un lenguaje.

De Ciro...
Ciro es uno de los directores que más respeta las propuestas de cada quien, siempre y cuando estemos dentro de su tónica. A él le gusta que lo sorprendan, que le aporten y, bueno ¿que sé yo? casi todo lo que le mostré lo convenció.
Ha sido uno de los directores que más libertad me ha dado y eso ha sido maravilloso, al punto  que todas las secuencias sicodélicas de la película (hechas por Carlos) y todo ... pues él se sentaba como un espectador más a disfrutarlas.
Es que aquí hay un mérito brutal para todo el mundo. Así como han dicho en los Oscar mil veces: es una película grupal. Donde cada quien aportó mucho. Esta producción es grupal.

Para hacerlo bien ... enamorarse de La película.
- Realmente, trabajar en una película es como cuando te enamoras de alguien. Es la persona de tu vida. La película es el momento de tu vida, es eso, es tu todo, es lo que te hace latir el corazón, es lo que te pone triste, es lo que te saca lágrimas... ¡es todo! Si una película no se convierte en todo, creo que hay que medio preocuparse.

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