El camino era largo y destapado. El sol estaba oculto y en el silencio se escuchaba el ruido que emiten los grillos que se agrupan en la zona enmontada de una trocha que está junto a la empresa Tubo Caribe, en el barrio Nelson Mandela.
Eran las 6:50 de la tarde del lunes. La iluminación era poca y el peligro era demasiado con el paso de los minutos. Había mucha soledad en el sector. De repente, el motor de una moto sonó. El conductor era Alfredo Martínez Altamar y a su parrillero nadie lo conocía.
Su identidad es un misterio, pero lo que hizo el pasajero de Martínez durante los diez minutos siguientes fue lamentable. En un forcejeo, sacó un cuchillo y le causó varias heridas mortales a Martínez. Esa es la versión que indagan los investigadores judiciales.
Una de las cortadas fue en la mejilla derecha; otra, en el cuello; y la última, y, quizás la más grave, en el cuello.
¿Las razones? No son claras. El dinero que el motociclista llevab a en su chaleco, producto de su día de trabajo como mototaxista, fue lo único que no apareció. Pero la moto, su celular y documentos quedaron intactos en el lugar.
Si se trató de un atraco, ¿por qué atacarlo con tanta sevicia y dejar el resto de sus pertenencias abandonadas?
Esa es una de las preguntas que se hacen los uniformados y curiosos. El cuerpo de Alfredo se desangró en cuestión de segundos y la Policía lo encontró cuando ya no era posible hacer algo para salvarlo.
Una llamada
Uno de los policías que hallaron el cadáver se comunicó por celular con una hermana de Alfredo. El uniformado le dio la mala noticia y le habló de que el mototaxista fue asesinado en un supuesto atraco. Luego, lo trasladaron a la morgue de Medicina Legal, en el barrio Zaragocilla, donde fue ingresado y registrado en la misma noche del lunes.
Ayer, una de sus dos hijas, sobrinas y una hermana llegaron al Instituto Forense para iniciar lo trámites y reclamar el cuerpo. “No sabemos cómo pasaron las cosas en realidad. Yo vengo de Magangué. No lo veía desde el 5 de julio, que estuve en Barranquilla y él también se fue para allá. Después nos vinimos a Cartagena y no se me despegó ni un momento”, recordó Eliana Martínez, afectada.
La mujer, con lágrimas recorriendo su rostro, aseguró que él no tenía problemas con nadie y que solo se dedicaba a trabajar como mototaxista.
La Policía investiga si uno de sus clientes le pidió una carrera cerca de esa zona, en Nelson Mandela, y lo atacó con el arma blanca cuando él intenta defenderse de un supuesto robo.
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