Empapada en lágrimas y llena de rabia, Betty Yidios miró fijamente al presunto asesino de su hija, Kennyer Alberto Meza Contreras, antes que policías del CAI La Arrocera, en Olaya Herrera, se lo llevaran. Eran las 11:45 p. m. del jueves y la mujer contó que buscaba en los ojos de Kennyer, de 19 años, un gesto de arrepentimiento, pero este siempre se mantuvo con la cabeza erguida y la mirada firme hasta que lo trasladaron a la Fiscalía.
Betty aseguró que minutos antes, Kennyer, quien vive junto a su casa en la calle Las Delicias del sector 11 de Noviembre, en Olaya, mató de dos cuchilladas a su hija Lisbeth Fernanda Mar Yidios. La joven, de 22 años y quien era amiga y vecina de Kennyer, sufrió una herida en el tórax y otra en el cuello. Fue atacada frente a su casa en medio de una discusión. Sus parientes la llevaron a la policlínica de Olaya, pero allá confirmaron que no tenía signos vitales. Luego, en un rápido operativo, la Policía capturó al presunto homicida, a quien aprehendieron en su vivienda.
Ayer en la tarde fue llevado ante un Juez de Garantías, quien decidiría si lo aseguraba con cárcel o no. Los parientes de la víctima contaron que el jueves Lisbeth estaba con amigos cerca de su casa, cuando un primo suyo que es mudo iba a pelear con Kennyer, pero ella lo evitó. Luego, agarró a Kennyer y se sentó con él frente a su casa. No se sabe si en ese momento discutieron, pero Kennyer se levantó y fue a su casa a buscar un cuchillo, con el que, presuntamente, la atacó. Aunque su familia lo niega, algunos creen que él la sacó a bailar y como ella no quiso la habría agredido. “Cuando salí a ver encontré a mi hija llena de sangre. No sé por qué me mató a mi reina. La mató su amigo y vecino de toda la vida”, concluyó Betty.
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