A veces se gana y otras veces se pierde...
La seguridad que sentía por conocer cada rincón del barrio en el que vivía, le jugó una mala pasada en la madrugada de ayer. Salir a recorrer las calles de Villa Estrella, convencido de que era el rey del sector, se convirtió en el peor error que cometió en sus 25 años de vida.
No iba solo. Entre su ropa, camuflado, llevaba un cuchillo. Estaba dispuesto a hacer de las suyas y sus amigos lo apoyaban. Pero, a la hora de la verdad, fue el único en perder.
Bajo la luz de las estrellas, José Alfredo Mendoza Luna observó detenidamente su objetivo y se le acercó sin pensarlo dos veces. El grupo era grande, pero como tenía respaldo, puso en marcha el plan.
Cinco hombres en un taxi llegaron a una esquina de ese barrio para definir en dónde iban a seguir tomando. En ese momento fueron vistos por José y sus supuestos cómplices, y la puerta de la desgracia de los Mendoza Luna se abrió de par en par.
Los papeles se invirtieron y José pasó de ser un victimario a ser la única víctima mortal que resultó de un presunto atraco. Así fue como describieron los testigos lo que pasó ayer en la madrugada en ese sector aledaño a La Cordialidad y a El Pozón.
La familia de José no fue fácil de contactar en la mañana de ayer y su versión aún no se conoce.
Las manecillas del reloj marcaron las 2 de la madrugada de ayer. El ambiente en el sector estaba calmado, pero había actividad en algunas esquinas. Entre esas, la que está justo frente a la urbanización La Carolina, a donde llegaron un taxista y cuatro hombres más.
Los tipos salieron de beber licor en el barrio Flor del Campo y se estacionaron allí para cuadrar dónde seguir la fiesta. De repente, uno de ellos se apartó del grupo y fue precisamente en ese instante cuando José y sus amigos se le acercaron para intimidarlo, sin tener en cuenta que la víctima no estaba sola.
En un abrir y cerrar de ojos, los amigos del que estaba siendo víctima del atraco salieron en su defensa y la historia de José cambió.
Golpes y ataques con objetos contundentes lo hicieron quedar reducido e indefenso, y el cuchillo que supuestamente llevaba fue utilizado en su contra. Sus cómplices desaparecieron de la escena y él fue asesinado en cuestión de minutos. Su cuello quedó completamente bañado en sangre y parte de su rostro también.
En el mismo hecho, uno de los que atacaron a José resultó herido en la espalda y fue trasladado a la Clínica Madre Bernarda, bajo custodia policial, mientras que sus amigos rindieron declaración en la Fiscalía.
Horas más tarde, el lesionado fue dado de alta y llevado a la Estación de la Policía de Olaya Herrera. Los cinco deberán responder por la muerte de José, aunque aleguen que lo atacaron para defenderse. La brutal golpiza y la cuchillada que le propinaron demuestra un exceso de violencia y sed de venganza.
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