Si ha tenido a un bebé cerca, es muy probable que haya escuchado comentarios terroríficos que hablan de una “mala costumbre a los brazos” que puede adquirir el pequeño si usted o cualquiera empieza a llevarlo el brazos mucho tiempo.
Lo extraño es que la petición de brazos parece como una enfermedad con la que todos los bebés nacen; si no lo cree, haga la prueba y cárguelo cuando esté llorando, que si no tiene hambre, seguramente se calmará apenas lo alce.
Pues más allá de esa llamada “mala costumbre”, en realidad los brazos y el contacto son una necesidad básica de todo ser humano al nacer.
Ésto se debe a un proceso llamado exterogestación, en el que el bebé, debe permanecer en un entorno similar al que tenía mientras estaba en el útero al menos durante los siguientes nueve meses, hasta que aprende a desplazarse por sí solo.
Hasta que camine
Desde “recién hasta los nueve meses el bebé humano alcanza el desarrollo al que otros mamíferos acceden a los pocos días de nacer. En este sentido, podemos compararnos con las hembras canguros, que llevan a sus crías durante un periodo intraútero y luego otro periodo similar extraútero, completando el desarrollo que necesita el bebé para lograr los primeros signos de autonomía”, señala la psicóloga Laura Gutman, en su libro La maternidad y el encuentro con la propia sombra.
Y claro, si usted compara a un ser humano al nacer con otra cría animal como el ternero o el perro, se da cuenta de que ellos en muy poco tiempo se mueven y son independientes, mientras el hombre, en su misma complejidad nace siendo totalmente dependiente y se gastará buen tiempo en alcanzar su independencia en cuestiones de movilidad y mucho más en el plano emocional, confirmando que nace antes de tiempo, aunque el parto haya sido a término.
“Por ese nacimiento antes de tiempo, lo que dispone la naturaleza para seguir gestándonos fuera del útero, es como un segundo útero conformado por el pecho (lactancia) y los brazos de la madre o de un cuidador- no necesariamente de ella-; así que lo que necesita un bebé es contacto con otro ser humano para que le ayude a regular su temperatura corporal, su ritmo cardíaco se haga más normal, respire mejor, se sienta más seguro y protegido”, explica Lorena Beltrán Villamil, estudiosa del tema y confeccionista de portabebés.
Método de las UCI neonatales
Un bebé no se malacostumbra a los brazos, sino que los necesita para alcanzar un óptimo desarrollo físico y emocional.
“Ningún bebé necesita ser independiente antes de serlo porque para serlo y actuar como un adulto se debe ser un adulto; los seres humanos somos altriciales, es decir que, necesitamos de cuidado y contacto constantes para poder sobrevivir, a diferencia de otras especies como los peces que dejan los huevos, luego los otros peces nacen y se alimentan ellos solos; un ejemplo como este da Rosa Jové en una de sus conferencias, donde dice que si dejamos en un criadero de pescados comida, ellos cuando nazcan los comerán, mientras en un cuarto con bebés no podemos hacer eso de dejar comida para que ellos mismos se alimenten”, señala Lorena Beltrán.
Un ser altricial es totalmente dependiente, vulnerable, que no puede hacer nada por sí mismo porque ni su cerebro ni su cuerpo están preparados para ello.
Este método de ayudar a desarrollar a los bebés a través del contacto constante es más conocido como método canguro y se usa mucho en las UCI neonatales, con los niños nacidos antes de término o con bajo peso.
Pero si se analiza mejor, aunque estos tengan mayores necesidades, todos requieren de contacto constante, pues si de bajo peso se trata, todos los bebés pierden peso al nacer y son extremadamente susceptibles a cualquier enfermedad. Así lo expresa Beltrán Villamil, quien además es una de las moderadoras y directora del grupo en Facebook de apoyo a la lactancia materna, Amamantar.
“No sólo sirve para ellos sino para todos los bebés, les brinda tranquilidad, favorece su desarrollo emocional, neurológico y físico, mejora su aumento de peso. Un bebé que no recibe los brazos, el calor y el afecto que necesita, es un bebé más ansioso, estresado, con niveles de cortisol alto”, dice.
¿Y si lo deja llorar?
Y de los mismos autores de “se malacostumbran a los brazos”, nace “déjelo llorar”.
Ésta parece ser la mejor manera de acostumbrarlos “bien”.
El llanto es la mejor señal de que su bebé necesita algo y es su única manera de comunicarse, de decir que algo le hace falta y que no siempre será comida, a diferencia de lo que muchos creen.
“Si cada vez que su hijo llora usted acude, le está alentando a ser independiente, es decir, a expresar sus necesidades a otras personas y a considerar que ‘lo normal’ es que le atiendan. Eso le ayudará a ser un adulto seguro de sí mismo e integrado en la sociedad. Si usted le deja llorar, le está enseñando a que sus necesidades no son realmente importantes, y que otras personas ‘más sabias y poderosas’ que él, pueden decidir mejor que él mismo lo que le conviene y lo que no. Se hace más dependiente, porque depende de los caprichos de los demás y no se cree lo suficientemente importante para merecer que le hagan caso”, puntualiza el pediatra Carlos González, en su libro Bésame mucho.
Dejarle llorar es un comportamiento que afectará incluso sus relaciones en el futuro.
“Un niño que ha sido exigido para soportar grandes separaciones siendo muy pequeño tendrá mayor tendencia a permanecer en relaciones fusionales mucho más tiempo. En la adultez se convierten en relaciones posesivas, hartas, basadas en los celos y la desconfianza, que en realidad no son otra cosa que un grito desesperado para no quedarse eternamente solo”, añade la psicóloga Gutman.
Si su problema es que se cansa de los brazos o necesita hacer oficios en casa, como todas las madres, opte por el porteo; el portabebés es la mejor solución, ese mismo que usted ha visto que cargan las indias y las africanas, y que al contrario de ser una moda, es más antiguo que los coches y lo más cómodo para su bebé.
Tipos de portabebés
Su portabebé debe solucionar y no generar más problemas. No compre cualquiera y compare:
- Convencional: el panel cubre sólo los genitales y las piernas van colgando; es rígido en la espalda; suele tener tirantes muy delgados que llevan al porteador hacia adelante porque el punto de equilibro se desplaza; el bebé va colgando y más abajo del ombligo; da la posibilidad de poner al bebé viendo hacia el frente lo cual no es recomendado porque pierde la curvatura de la espalda y puede recibir exterma estimulación sin mayor contacto ni refugio.
- Ergonómico: el panel va de corva a corva, para que la rodilla suba lo suficiente; el ajuste en la espalda no le obliga a perder su curvatura; el peso se reparte en espalda, caderas y hombros del porteador; el bebé va sobre el ombligo y está tan cerca que se le puede dar un beso sin estirarse.* Fuente: Lorena Beltrán, confeccionista de portabebés.
Beneficios de portear
Existen muchos portabebés ergonómicos como fulares, bandoleras, mei tai y mochilas ergonómicas, entre otros. Los beneficios de su uso son:
- Bebés que lloran menos y por ende, están menos expuestos al cortisol que produce el estrés y el llanto.
- Bebés con ritmos cardiacos estables.
- Bebés con mejores tiempos de sueño.
- Menos riesgo de reflujo.
- Bebés más tranquilos.
- Manos libres al porteador.
- Menos frustración por no poder antender al bebé.
- Beneficia la lactancia por el contacto cercano entre madre y bebé, aunque lo puede hacer cualquier persona, padre, tías, abuelas.
- Vínculos más estrechos con el bebé y respuestas más anticipadas a sus necesidades.
- Menos peso y facilidad de movilizar al bebé.
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