Con la construcción de una nueva etapa del sistema de alcantarillado para el municipio de Clemencia, se esperaba que poco más del 60 por ciento de la población estuviera cubierta con la prestación del servicio y que en esa medida se solucionara el tratamiento de aguas residuales.
Las obras se iniciaron el año pasado, tras un contrato suscrito por la Gobernación de Bolívar por $2.654 millones, pero su avance no ha sido satisfactorio. La habilitación del alcantarillado aún no se completa y sin embargo, está generando problemáticas entre los habitantes.
Residentes de sectores como el callejón El Bolsillo, en el centro del municipio, denunciaron el rebosamiento continuo de manjoles del sistema, lo que hasta ha provocado la proliferación de enfermedades en niños de la zona, por cuenta de las aguas negras en las calles y los malos olores.
“Empezaron a reconstruir y a habilitar el alcantarillado, pero los manjoles se están reventando y las aguas servidas se rebosan. Esta situación está afectando a la comunidad, incluso una bebé prematura, de menos de dos años, debió ser hospitalizada en la Casa del Niño por la contaminación, porque uno de los manjoles está al frente de su casa. Estaba destapado y tuvimos que sellarlo por nuestra cuenta porque es insoportable”, dijo Alfonso Ayola Llanos, residente del sector.
Otros vecinos se quejaron indicando que, con la corriente que arrastran las recientes lluvias, las aguas servidas que se derraman terminan en sus viviendas.
CONEXIONES IRREGULARES
Consultado sobre la situación, el alcalde de Clemencia, Miguel Grau, reiteró que la construcción de la nueva fase del alcantarillado ha tenido múltiples retrasos por supuestos incumplimientos del contratista, pero “en este momento están trabajando porque el gobernador Dumek Turbay le puso un plazo para terminar la obra”.
El mandatario también recordó que la temporada invernal ha afectado el funcionamiento del sistema, pero además este se agrava porque algunas viviendas del municipio continúan conectándonse al alcantarillado inconcluso.
“Con las últimas lluvias los manjoles están colmatados y además, con la irresponsabilidad de los habitantes que se han conectado sin la previa autorización y sin que el alcantarillado esté funcionando. El sistema aún no está en funcionamiento y mientras haya viviendas conectadas a los manjoles, lógicamente esas aguas servidas no circulan y por eso se rebosan. Sabemos que además en los sectores Calle Grande y Calle Arena hay dos o tres manjoles con esa situación”, explicó.
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