A la Fundación Buen Gobierno no le cupo ni un alfiler más en la noche del martes durante la inauguración de la nueva sede, una vieja y grande casona en el sector de Chapinero en Bogotá, que se quedó chiquita a la hora de recibir a más de 500 invitados, que en la cabeza del propio presidente Juan Manuel Santos, luchaban tratando de estar cómodos.
El evento estaba citado para las siete de la noche, y aunque un comienzo parecía que serían muchos los que faltarían con el paso de los minutos llegaron, incluso, los que habían dicho que no irían por 'celos políticos'.
Así pasó con la dirigencia del Partido de La U que unos minutos antes del evento habían desconocido a la fundación como la encargada de hacer la plataforma política para la reelección. Poco a poco fueron llegando a la sede sus directivos, los senadores Aurelio Iragorri y Plinio Olano y el representante Roswlet Rodríguez.
“Plinio fue el primero en decir que no vendría y mírelo ahí”, aseguró un representante de ese partido, quien le contaba a uno de los asistentes del evento que esa incoherencia del partido "lo llevará al fracaso".
Otra de las sorpresas de la noche fue ver, muy en primera fila y desde antes de la hora de la inauguración, a José Renán Trujillo, el hermano del precandidato presidencial del uribismo, Carlos Holmes Trujillo. “Yo respeto el ideario de mi hermano, pero los colombianos lo que queremos es la reelección del presidente Santos”, dijo una y otra vez a varios periodistas e invitados que sorprendidos por su asistencia le preguntaban por su presencia.
A la sede del centro de pensamiento del presidente Juan Manuel Santos, también llegaron sectores del empresariado, entre ellos uno de los llamados cacaos, el banquero Luis Carlos Sarmiento. También acudieron las cabezas de los gremios banquero, (María Mercedes Cuéllar, transportadores (Jaime Sorzano) y de la infraestructura (Juan Martín Caicedo).
De la dirigencia política los más cumplidos fueron los de Cambio Radical, “los de la casa” como uno de los asistentes los calificó por cuanto su jefe natural, Germán Vargas Lleras, es el presidente de la junta directiva de la Fundación Buen Gobierno. Allí estuvieron su nuevo presidente Carlos Fernando Galán y el representante Germán Varón, entre otros.
Un poco más tarde llegaron los conservadores, entre ellos los senadores Efraín Cepeda y el representante Telésforo Pedraza; mientras que los liberales aunque poco se vieron, el único notorio fue el presidente del Senado, Juan Fernando Cristo.
Del Gobierno también fueron muchos los funcionarios que llegaron y casi completaron quórum para un consejo de Ministros. Llegaron Aurelio Iragorri (Interior), Alfonso Gómez (Jusiticia), Rubén Darío Lizarralde (Agricultura), María Fernanda Campo (Educación), María Ángela Holguín (Canciller), Amílkar Acosta (Minas) y el saliente ministro de Comercio, Sergio Díaz-Granados.
Pero no sólo empresarios y políticos llegaron, muy plácidos y contentos se vio a periodistas como Julio Sánchez, a los dirigentes del fútbol colombiano Ramón Jesurum, al actor Manolo Cardona y hasta el hermano del Presidente, al periodista Enrique Santos.
Los minutos pasaban y la incomodidad crecía y el invitado especial no llegaba, el presidente Juan Manuel Santos.
Cerca de las ocho de la noche y cuando ya no le cabía un alfiler a la sede, se empezó a abrir paso por medio del tumulto de los invitados la seguridad del jefe del Estado, pero era tal el apretujón que había que hubo un momento en que uno de los meseros quedó frente a frente con el presidente Santos y sin mayor preocupación le pasó las copas de vino por la cabeza y algo sorprendido vio quien era el personaje que le incomodaba en su trabajo.
Y fue más la espera que lo que duró el evento. Un corto discurso de menos de diez minutos de parte del exministro Germán Vargas Lleras, en el que tuvo como colofón que en la Fundación Buen Gobierno hay un solo plan, que aún que no lo dijo abiertamente, todos entendieron que el plan es la reelección de Juan Manuel Santos.
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