Editorial


Una bandera azul para las playas

Ayer el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo (Mincit) lanzó una guía para certificar internacionalmente algunas de las 195 playas turísticas identificadas en Colombia a través del programa europeo Bandera Azul, creado en 1985 por la Fundación para la Educación Ambiental, FEE (Foundation for Environmental Education), con sede en Dinamarca. El énfasis del programa es el turismo sostenible e incluye 87 aspectos para poder certificar una playa, de las que la entidad ha galardonado varios miles en los 46 países donde opera.

El objetivo no es conferir un honor formal y vacuo, sino garantizar unas condiciones mínimas de calidad, que terminan siendo máximas, para una playa y que incluyen cuatro áreas principales, según el comunicado y el manual anexo: educación e información ambiental; calidad del agua de baño; gestión ambiental; y seguridad y servicios.

Algunos de los requisitos obligatorios son: ofrecer y promover la educación ambiental a los usuarios de la playa; mostrar información sobre la calidad del agua en la que la gente se baña, incluyendo sus muestreos, su frecuencia y los parámetros microbiológicos y fisicoquímicos, por lo que ninguna descarga industrial, de aguas residuales o de alcantarillado, debe afectar la playa; debe haber suficientes sanitarios para los bañistas; los hábitats sensibles marinos y de agua dulce en las inmediaciones de la playa deben ser monitoreados; y deben existir medidas de seguridad para proteger a los usuarios de la playa.

Mincit informa que en Colombia hay 12 playas en fase ‘pre-piloto’ para llegar a ser Bandera Azul, pero el comunicado no menciona cuáles son, quizá porque se le podría armar una protesta nacional por todas las excluidas. Por ejemplo, ¿cuántas de las playas de Cartagena podrían aspirar a cumplir con los requisitos para obtener el galardón de Bandera Azul? Las playas no solo no pueden tener descargas industriales ni residuales, sino que si tienen cuerpos de agua próximos estos también deben estar en óptimo estado.

Valdría la pena que las autoridades locales comenzaran a tomar muy en serio cumplir con las condiciones para otorgar el galardón de Bandera Azul, no solo porque los bañistas locales se merecen meterse en un agua sana, sino porque el turismo de calidad, que es el que necesita Cartagena para que no se deteriore más su calidad de vida, cada día exige más sostenibilidad ambiental de un destino turístico, y muy especialmente del agua de mar en la que se bañará.

 


 

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