Editorial


Un nuevo comienzo para Cartagena

El 6 de mayo próximo serán las elecciones atípicas a la Alcaldía de Cartagena y ayer publicamos las respuestas de los nueve candidatos inscritos a las siguientes dos preguntas: 1) Cartagena está hastiada de la corrupción, ¿cómo va a enfrentar este flagelo una vez llegue al Palacio de la Aduana?; y 2) Se siguen levantando construcciones ilegales, ¿cómo va a trabajar para controlar el ordenamiento urbano de la ciudad?

El alcalde atípico solo estará en el cargo hasta el 31 de diciembre de 2019, lo que apenas le da 18 meses mal contados y luego llegará la elección del alcalde elegido para un periodo normal. Es decir, el alcalde atípico deberá trabajar de día y de noche, pero como no tendrá mucho tiempo para acometer todos los frentes, deberá laborar pensando también en allanarle el camino el alcalde que viene, para que la ciudad pueda prepararse para levantar vuelo.

Sería conveniente entonces que los 9 candidatos llegaran a un consenso de algunos propósitos y proyectos de ciudad inamovibles para que cualquiera que gane les dedique su mayor esfuerzo, en vez de improvisar y de tener objetivos retóricos e imposibles: Así se garantizaría que el próximo mandatario, quien durará cuatro años si comenzamos a tener suerte, también pueda arrancar sobre un terreno cierto.

Sabemos que las grandes falencias de la ciudad son la pobreza e inequidad, para cuya solución hay un plan de ruta, que es el estudio de Jhorlan Ayala y Adolfo Meisel; la creciente inseguridad, que también es un problema muy serio que afecta a toda la ciudad, requiere una política integral y no solo represiva; las edificaciones ilegales siguen siendo una amenaza en todo sentido; y también hay un problema general de invasión del espacio público, incluyendo al cerro de La Popa; al de Albornoz, que muy poca gente menciona, como si no importara; y a los cuerpos de agua, incluyendo la tala de sus manglares. El descaro es tal que nadie se oculta para invadir ni para rellenar, fenómenos ignorados por la mayoría de las administraciones de las últimas décadas.

Es obvio que los 9 candidatos son personas distintas, con distintas ideas, talantes y criterios, pero los problemas de la ciudad están ahí y para solucionar la mayoría de estos tiene que haber muchas más coincidencias que diferencias.

Ojalá se puedan desarrollar sinergias entre los candidatos, y entre estos y los demás sectores, como el privado y el académico, por ejemplo, para que esta interinidad pueda ser convertida en una oportunidad para arrancar de nuevo, con honestidad y eficiencia. 

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