Antier, un motociclista en la variante de Mamonal a Gambote, al ver un retén de la Policía, se devolvió por donde venía, es decir, en contravía, y al intentar cruzar hacia el otro carril, lo hizo de manera apresurada y no vio un automóvil que venía por su carril y se chocó contra el carro, quedando muerto en el acto, además de causar que el automóvil se volcara. Estos cruces hechos por los motociclistas, quienes se sienten por encima de las normas de tránsito y se siguen por las suyas propias, son asunto de todos los días en todas las vías de la ciudad. Además de exponerse y con frecuencia morir en estas infracciones, involucran en accidentes a las demás personas, bien sean peatones u otros conductores.
Ayer, el capitán de la Policía, Cristian Pérez, Comandante Seccional de Tránsito y Transporte, no solo desmintió que la muerte del motociclista se debiera a una persecución policial, que además hubiera estado justificada, sino que informó que en 2018 ya han muerto tres motociclistas al hacer esta maniobra de cruzar de una calzada a otra por sitios improvisados. Los motociclistas creen estar eximidos de la obligación de usar los retornos previstos para devolverse en estas vías, pretendiendo así ahorrar tiempo, y sobre todo, combustible.
Es normal, por ejemplo, ver motos en el Corredor de Carga andando sobre la acera del carril que va hacia Mamonal, entre los negocios de comida de las gasolineras próximas a Vikingos y el caserío de Albornoz, como si nada estuviese ocurriendo. En esta misma vía hay muchos sitios por donde estos vehículos de dos ruedas cruzan el separador central sin ningún cuidado, y también lo hacen algunos autos pequeños, liderados por taxis, en los sitios por donde caben. En La Transversal 54, también en manada, se acostumbraron a cruzar en contravía de Tacarigua a la entrada de Los Caracoles.
En la Troncal de Occidente, subiendo Loma de Piedra (la ‘loma de Turbaco’, como se le llama ahora), y muy a pesar que el concesionario de la vía cerró con barandas muchos tramos antes abiertos, los motociclistas siguen encontrando por donde colarse para bajar la loma por la orilla de la calzada de subida y evadir el retén frente al antiguo De Res, tomando la vía aledaña a la urbanización El Zapote, que les permite llegar a Cartagena por distintos atajos sin retenes. En la misma loma, las motos y hasta algunos autos salen en contravía por la calzada de bajada de la Troncal, usando la entrada a Los Lagos, y se cruzan por la zona verde de enfrente hasta la calzada de subida.
En la zona norte de Cartagena, las vías también son una tierra de nadie, incluyendo la nueva ciclorruta entre el hotel Las Américas y el edificio, a la entrada de La Boquilla. Y de ahí para adelante es peor: van de a tres y de a cuatro personas por moto, no usan cascos, van niños pequeños, y las autoridades ni siquiera los ven.
Para muchos los retornos son apenas adornos en la vía. De estas anomalías hemos escrito varias veces porque en vez de mejorar, empeoran y a ninguna autoridad parece interesarle. Si no se resuelven ahora, llegaremos a un punto de no retorno, con sus nefastas consecuencias colectivas.
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