En el primer semestre de 2017 hubo 20 homicidios menos si lo comparamos con el mismo periodo del 2016 (131). Sin embargo, se siguen manteniendo las riñas, en la ciudad y sus corregimientos, como el primer motivo de los asesinatos que en total fueron 111 en los seis primeros meses de este año.
Marzo y mayo fueron los meses más violentos con 23 homicidios en cada uno, seguidos por junio (17), abril (17), febrero (16) y enero que arrancó el año con 15.
Preocupa que dejar el diálogo a un lado para resolver los problemas personales con violencia, parece ser una costumbre. Las peleas dejaron 10 muertos más que el sicariato. Fueron 47 las personas que murieron en medio de una riña, 37 por sicariato y 17 en atraco.
Armarse de paciencia tampoco es que se tenga en cuenta antes de que se empiecen a caldear los ánimos. De las 111 personas asesinadas, a 71 las mataron con armas de fuego, 36 personas fueron víctimas de las armas blancas y hubo cuatro homicidios con arma contundente.
Sin duda la ingesta irresponsable de bebidas embriagantes también ha sido un factor para propiciar peleas que terminan en tragedia. Aunque las autoridades han tomado medidas para controlar el expendio los fines de semana, estas no han sido suficientes. La Plaza de Toros cerró sus puertas para las fiestas con picó que acostumbraban a hacer allí porque hubo una pelea en pleno baile que dejó varios heridos. La gente no se está comportando y por lo que revelan las estadísticas, no les importa sacar un arma para agredir a aquel con quien tienen una diferencia.
Ayer, el padre Rafael Castillo escribió una oportuna columna titulada Aprendamos a convivir, en la que propone pasos importantes que ayudan a que se desvanezca esa intolerancia que cada día nos inunda más. Recomienda que cada quien “desarrolle su capacidad para comprender al otro. Que las personas sepan que, hagan lo que hagan y por muy graves que sean sus errores, encontrarán, en nosotros, alguien que las comprenderá. Qué bueno no despreciar a nadie, ni siquiera interiormente”.
Hoy basta con entrar a las redes sociales para darse cuenta que el odio pulula y se comparte. Cada vez hay menos argumentos y más condenas. “Nuestros juicios solo reflejan nuestra poca calidad humana”, agrega Castillo Torres, quien ve conveniente perdonar, pues como dice, el que sabe perdonar desde dentro, hace crecer la vida.
Ojalá no tuviéramos que dar más noticias del marido que mató a la esposa porque supuestamente le fue infiel; del hermano que le dio una puñalada a otro por un malentendido; de la señora que le quemó la ropa al esposo y luego el fuego alcanzó la habitación del bebé.
Y es la juventud la que más se está viendo involucrada, pues la mayoría de las personas asesinadas en el primer semestre de este año estaba entre los 18 y 40 años de edad. Es hora de acabar con esta locura.
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