Editorial


Progreso general y grupos de interés

La defensa costera de Cartagena es una obra indispensable que además debería ir no solo desde el túnel de Crespo hacia La Escollera, sino también de allí hacia el norte para proteger a La Boquilla y demás pueblos del litoral, incluyendo a Manzanillo y a todos los demás. La obra en cuestión, que llegará hasta el espolón Iribarren, tendrá siete espolones y un malecón marginal, y además, creará nuevas áreas de playas.

Esto es obviamente una ventaja turística y pareciera ese su único propósito, pero al alejar la línea de costa de la orilla de hoy no solo se gana mucho espacio para recreación, sino que se aleja el mar y se hace que la ola rompa mucho más lejos de la infraestructura vial y de las murallas, protegiendo ambas mucho más. Como pasó en las playas del túnel de Crespo y sus defensas costeras, debe transcurrir un tiempo mientras se estabilizan las obras y también las playas, por lo que no se deben usar hasta entonces.

El abogado de un grupo de pescadores de Tierrabomba interpuso una tutela para defender los derechos comunitarios de sus habitantes, argumentando que no fueron consultados por Valorización acerca de los trabajos de protección costera, y un juzgado desestimó la tutela como método en este caso, pero determinó que no se puede trabajar hasta tanto Valorización no cumpla ciertos requisitos.

¿Qué protegerán las defensas costeras mencionadas? Pues nada menos que la caja registradora de Cartagena, el Centro Histórico, la avenida Santander, la avenida del Pescador, la avenida Primera de Bocagrande, además de los hoteles y edificios aledaños.

Es bastante obvio que hay mucha más gente común y corriente de muchos sectores populares de Cartagena trabajando allí en hoteles y comercios, en empleos formales, que la poca, comparativamente, que pesca en las playas donde se harán las obras, pero también es cierto que la ley protege a las comunidades de todo el litoral.

Debería entonces haber una forma menos traumática de avanzar en las obras de beneficio colectivo que la ciudad necesita, como la defensa costera, desde luego sin irrespetar los derechos de ninguna comunidad, pero respetando también los derechos de muchas más personas, igual o más necesitadas, que se benefician con que Cartagena tenga un sector turístico fuerte, que de paso también consume lo que capturan los pescadores artesanales de la ciudad.

Ojalá que las obras de defensa costera, que son de beneficio colectivo y masivo, no sufran un nuevo atraso.

 

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