En los Estados Unidos de América todo cambió antier al ganar la Cámara de Representantes el Partido Demócrata, aunque el Republicano reforzó su predominancia en el Senado, asegurando que seguirá la polarización, o al menos, un gobierno dividido en el país. El Partido Demócrata también ganó algunas gobernaciones y cupos en las legislaturas estatales.
Si bien no le hizo mella al poder republicano en el Senado, no hay duda de que ganó mucho poder. Al respecto vale la pena leer el informe de la organización "OZY + McClatchy", cuyo análisis es agudo.
Aunque algunos creerán equivocadamente que todo seguirá igual, con Trump blandiendo un poder casi ilimitado, ahora el Partido Demócrata podrá, por ejemplo, dice OZY, obligar al presidente a mostrar la declaración de renta. Trump ha sido el único candidato a presidente de los Estados Unidos modernos que se ha negado a divulgarla, una actitud antes inaudita en ese país.
Y la Cámara también tiene el poder de la citación obligatoria (“subpoena”), recalca el citado medio, para interrogar a quienes esté investigando, lo que les permite a los demócratas hacerle una veeduría detallada a la Casa Blanca sin que esta pueda evitarlo, incluyendo a los negocios privados de la familia Trump que se puedan estar beneficiando de la actividad política de la familia presidencial. Por su lado, el Partido Republicano tendrá más facilidad para nombrar jueces conservadores y avanzar por ese lado sus causas.
Ozy también recalca que es “el año de la mujer”, de las que habrá por lo menos 117 entre la Cámara y el Senado (había 107), 97 de ellas serán del Partido Demócrata, y el medio las señala como responsables de la toma de la Cámara de Representantes, y por primera vez habrá en el Congreso una de origen musulmán y otra de origen indígena norteamericano.
Entre los cambios sobresale que los suburbios, antes republicanos recalcitrantes, se tornan demócratas, mientras en las áreas rurales más conservadoras se afianzan los republicanos.
Aunque pasaron las elecciones legislativas y de algunas gobernaciones, es improbable que el presidente Trump olvide su cruzada contra la inmigración, especialmente de ciudadanos de países al otro lado de su frontera sur, tales como los miles de centroamericanos que ahora atraviesan México para llegar a la tierra prometida, los Estados Unidos de América, que le servían al presidente para asustar a sus ciudadanos de manera que votaran por los republicanos en estas elecciones.
Tampoco se puede esperar que deje atrás su campaña contra la “falsa ciencia” del cambio climático, ni que no liberalice cada vez más los requisitos para la minería y el fracking, al igual que la exploración petrolera y la minería en áreas de naturaleza, que son anatema para los ambientalistas pero parte de la esencia de los republicanos.
Ojalá que no haya más daños al ambiente, y que las guerras comerciales del presidente Trump no perjudiquen a los países en desarrollo, como Colombia.
Comentarios ()