Los 1,4 kilómetros de Playetas al fin serán construidos mediante la financiación de la Gobernación de Bolívar, de 15 mil millones de pesos, como publicamos en nuestra edición de ayer. Se formalizó un plan de acción con la participación del ministro de Medio Ambiente, Luis Gilberto Murillo; el alcalde (e) Sergio Londoño; y el gobernador de Bolívar, Dumek Turbay.
Recordemos que el mar Caribe amenaza con partir a Barú en dos, entrando a saco a la bahía de Barbacoas, lo cual sería un desastre ambiental difícil de mitigar. Es bajo todo punto de vista urgente impedir que esto suceda, que tratar de remediarlo después.
El plan original era que la Gobernación adjudicaría a otros proponentes las obras de Playetas, y no al consorcio que dice tener el derecho a hacerlas, además de tener listos los diseños desde hace bastante tiempo.
Ayer también publicamos que el representante del consorcio, Efraín Amín, no estaba de acuerdo con que una tercera persona o entidad construyera estas obras, ya que estaba convencido que le corresponden al consorcio por ley, y dijo: “(...) si está ajustada a la ley (la adjudicación) no hay ningún inconveniente, si no está ajustada a la ley los socios de la concesíon decidiremos si habrá que hacer alguna reclamación de tipo jurídico para que nos puedan resarcir los derechos que tenemos”.
En pocas palabras, estaba cantado un pleito del consorcio, el que reclamaría los derechos que cree tener sobre las obras mencionadas, lo que representaría un riesgo para ejecutarlas. Precisamente, se declaró la emergencia para poderlas hacer rápidamente, pero un panorama de litigios no es ni alentador ni conveniente para salvar a Playetas y a Barú de la debacle ambiental. Tampoco es posible mantener al pueblo de Barú, en el extremo sur de la isla, sujeto a los perjuicios de no tener una vía adecuada, lo que pone en peligro las vidas de sus enfermos además de subirles el costo de la canasta familiar de manera injusta y exagerada.
Sin embargo, ayer este periódico fue informado por el gobernador de Bolívar, Dumek Turbay, que había llegado a un entendimiento con el concesionario que le permitiría “apoyarse en este”, la que es una muy buena noticia porque el sentido común indica que debe ser un gana gana obvio. Hoy nadie conoce mejor el problema y su solución que el propio consorcio y su gerente, Efraín Amín.
Ojalá se puedan alinear las estrellas para que todo salga bien, pronto y sin tropiezos, ni legales ni de ninguna otra especie. Barú lo necesita y sus gentes se lo merecen.
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