Editorial


Lluvias y vientos

EL UNIVERSAL

12 de septiembre de 2018 12:00 AM

El huracán Florence lo comparan en los Estados Unidos con su antecesor, Hugo, que azotó la costa oriental de los Estados Unidos en 1989. CNN decía anoche que podría impactar potencialmente a más de 20 millones de personas, y dejar entre 20 pulgadas y 30 pulgadas de agua en muy poco tiempo. Es decir, entre 50,8 cm y 76,2 cm, por lo que habrá grandes inundaciones además del daño de la brisa, que también será violenta.

Con alguna frecuencia, en Colombia sentimos los ‘coletazos’ de algunos huracanes. Aunque el IDEAM anunció lluvias anoche y hoy en la mañana en la Costa Caribe, la entidad no las asoció al fenómeno de Florence, que ocurre mucho más al noroeste.

Florence de todas maneras nos recuerda que en el Caribe colombiano, aunque hay anunciado un El Niño, por lo que no debería llover con demasiada frecuencia en esta segunda y última temporada de invierno del año, estamos en riesgo de tormentas de lluvia y vientos violentos, aunque sean de corta duración. Ya hemos visto que un aguacero violento de media hora es capaz de inundar las partes más bajas de Cartagena.

Hace poco la alcaldesa Yolanda Wong le recordó a la población, como hacemos en este espacio todos los años en esta época, que es importante asegurar las láminas de los techos para que no se las lleven los vientos de nuestras tormentas, cortas pero fuertes. El problema no es fácil de solucionar, ya que muchas casas en barrios de escasos recursos tienen poca madera sobre la cual apoyar las láminas del techo, por lo que no aguantan el embate del viento.

Desafortunadamente, las inundaciones son ayudadas por las basuras que arrojan los vecinos a los caños de desagües pluviales, que los represan de manera perversa, repitiendo año tras años las mismas tragedias para cientos de familias, que además de la incomodidad y el peligro durante la tormenta, pierden enseres porque sus casas se llenan de agua.

Como hemos dicho antes, ocurren también las ‘tormentas perfectas’ cuando llueve con fuerza y hay marea alta, en cuyo caso no hay desagües que funcionen y las inundaciones de muchas partes de la ciudad estarán garantizadas. Y cada año serán peores, a medida que el calentamiento global eleva el nivel medio del mar. Por eso es imperdonable que el Plan 4C siga engavetado, a pesar de haber sido el primero elaborado en el país. Esta es una negligencia grande, que cada vez le será cobrada con más dureza a la ciudad a medida que pasa el tiempo y se intensifican los fenómenos climáticos, cada vez más marcados y dañinos.

Cartagena hasta ahora ha estado a salvo de huracanes locales, pero si llegara a haber alguno en el Caribe occidental que se nos acercara, la tragedia podría ser enorme en vidas, en viviendas y en infraestructura pública.

Ojalá que la interinidad de Cartagena cese pronto para que la ciudad pueda encarrilarse y comenzar a planificar de verdad, en vez de seguir apenas reaccionando a la topa tolondra ante los fenómenos climáticos, entre otras cosas.

 

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