Van cerca de tres meses desde cuando a principios de octubre de 2017 comenzaron las obras civiles para restaurar unos 300 metros lineales de la transitada calle 15, en el sur de la ciudad, y aún no terminan los trabajos.
Esta arteria marca las fronteras geográficas entre los barrios San Fernando y Alameda La Victoria, y es muy importante para comunicar el sur y el suroccidente de Cartagena con el resto de la ciudad. La vía es usada por todo tipo de vehículos, livianos y pesados.
En estos tres meses ese denso sector de la ciudad y los cientos de conductores y vehículos que transitan su vía principal, entre ellos muchas busetas, se han visto muy afectados por la lentitud de quienes la construyen. Los usuarios deben tomar calles angostas y alternas con grandes trancones.
En varias ocasiones reporteros de este diario, al llegar a la caótica vía en taxis, encuentran que sus conductores se desahogan con súbitas frases como: “demoran esta vía, pero es para decir que se les acabo la plata y entonces embolsillarse más billete”; o solo, como dijo otro de ellos, “esta vía no la van a terminar, porque la idea de esta gente es demorarla para cogerse toda la plata que puedan”, y enseguida agregó: “En San Francisco también hay otra vía que rompieron hace mucho tiempo y no la terminan, lo mismo pasa con esta calle”.
Y así piensa el común de la gente con la tortura de tener que ir hacia esa zona y meterse en ese trancón a cualquier hora, por culpa de los paquidérmicos trabajos en la calle 15, a la altura de las canchas de Alameda y del Hospital de San Fernando.
Dos veces este periódico pasó a media tarde por el lugar y no se veían trabajos, las obras estaban paradas. Estas prolongadas incomodidades parecen deberse a la falta de planificación en una vía muy importante, en una zona dinámica.
Pocos días antes de que empezaron a romper la vía, la Gobernación anunciaba $2.500 millones para reconstruir en grama sintética las tres canchas de fútbol de Alameda La Victoria, zona de concentración del balompié aficionado al que comúnmente se le llama “Templo del fútbol en Cartagena”.
Había lluvias y se debatía en la ciudad porque los niños jugaban en el fango, es decir, canchas convertidas en pantanos
Ojalá que cuando esas obras se hagan, una de las exigencias al contratista sea un buen ritmo en los trabajos, cumplir los plazos y tener una estratégica localización del campamento de obras para que no se repita lo de la calle 15, que sigue cerrada en un amplio tramo, torturando a quienes deben buscar las apretujadas vías alternas.
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