Editorial


La tarea es de todos

EDITORIAL

29 de octubre de 2017 12:00 AM

Desde el pasado 27 de agosto, El Universal y cuatro aliados estratégicos (Céntrica, Surtigas, Serena del Mar y Coosalud) iniciamos la campaña ‘A lo bien por Cartagena’, para promover y destacar las buenas acciones ciudadanas, de empresas e instituciones en favor de la ciudad y sus comunidades.

La campaña se inició con una edición especial y transcurrió durante 62 días continuos con historias de vida ejemplarizantes y gestos de amor y sentido de pertenencia con la ciudad. No solo en el periódico sino también en la web y nuestras redes sociales.

Hoy, nuevamente llenamos nuestras páginas de temas positivos. Con personajes, algunos conocidos y otros no tanto, que le regalan más que un grano de arena a la sociedad. 

Todos los contenidos no son más que buenas acciones de gente trabajadora, con talento, echada para adelante, con ganas de ver una mejor ciudad.

El objetivo principal es que todas esas acciones se multipliquen, porque ante la falta de pertenecía de los ciudadanos, es necesario promoverla con la educación.

Bien se sabe que invertir en educación es apostar al futuro. La raíz de muchas de nuestras encrucijadas y conflictos sociales residen en nuestra educación. Con más educación, habrá menos intolerancia y exclusión; y más caminos de reconciliación y espacios de convivencia creativa.

Los países que invierten en educación resuelven conflictos sociales que parecían difíciles de conjurar. La educación es la llave de un presente en paz.

Se ha vuelto común ver conductores de motos, buses y autos que a diario se pasan los semáforos en rojo, peatones que no usan los puentes ni las cebras, gente que tira la basura por la puerta de un vehículo a la calle, sectores que acumulan desechos en las esquinas porque no cumplen con los horarios establecidos por las empresas de aseo, el parqueo en zonas prohibidas, el vecino que pone el picó a todo volumen cualquier día a la semana, la intolerancia entre vecinos, los que no hacen la fila para esperar el bus en la estación de Transcaribe, el taxista que no cobra lo justo y otros muchos comportamientos que nos dejan mal parados.

La pobreza, sin duda, ha influido, y esta sigue rampante entre otras cosas por culpa de la corrupción.

La campaña termina hoy, pero las historias positivas no deben morir, y es deber de todos, políticos, empresarios, dirigencia cívica, taxistas, periodistas, absolutamente todos, hacer las cosas ‘A lo bien por Cartagena’, sobre todo, que se refleje y sirva de ejemplo para los niños, que son el futuro de esta hermosa ciudad.

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