La Fiscalía General de la Nación descartó que se hubiesen usado armas de fuego durante el ataque al automóvil en el que iba el candidato a la Presidencia por el partido Colombia Humana, Gustavo Petro. El fiscal general, Néstor Humberto Martínez, dijo que “hemos establecido que no hubo armas de fuego en lo acontecido en el parque Santander, en Cúcuta, durante la visita de Gustavo Petro”. La entidad busca a personas que golpearon el vehículo del candidato, quienes “llegaron en grupo con el ánimo de realizar actos vandálicos”, según dijo el fiscal, y pidió ayuda a la ciudadanía para capturar a estas personas, las que ya “están totalmente identificadas”.
Es un alivio que la Fiscalía haya comprobado que no hubo un atentado con armas de fuego, sino una pedrea llevada a cabo por vándalos. No es que la pedrea estuviera bien, porque es absolutamente censurable, pero un ataque armado a un candidato a la Presidencia sería un hecho muchísimo más grave. Un complot para un atentado a bala probablemente no contemplaría disparar a un vehículo blindado, con poca probabilidad de lograr su objetivo de herir a quienes van adentro, sino que iría dirigido contra la propia persona en un momento de mayor exposición, como le ocurrió, por ejemplo, a Luis Carlos Galán o al propio Jorge Eliécer Gaitán, ambos asesinados cuando estaban al aire libre y en estado de indefensión. Una conspiración para asesinar a un líder político necesariamente sería planeada meticulosamente para atacarlo en su momento más vulnerable, y no dentro de la protección de un auto blindado, cuando las posibilidades de éxito son lejanas.
Queda una gran lección para las autoridades, y es la de tener aún más cuidado del que con seguridad ya tienen con los entornos en los que se mueven los candidatos para reducir la posibilidad de un atentado con capacidad de éxito.
Los candidatos también tendrán que poner mucho de su parte para no ‘dar papaya’ al tomar riesgos innecesarios en unas elecciones que están ya perceptiblemente cargadas de odio de diversos lados contra los candidatos, casi todos demonizados por los contrarios, y por lo mismo deben planificar sus movimientos con gran coordinación y cercanía con las autoridades para evitar fisuras en sus esquemas de seguridad. También deben resistir la tentación de victimizarse y ser muy prudentes al lanzar solo hipótesis soportadas en evidencia sólida, o se enrarecerá más el ambiente.
Esperamos que las distintas elecciones que se avecinan transcurran en paz y que la ciudadanía se cuide y cuide a todos los candidatos, cada cual desde su ámbito de acción.
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