Como podrán enterarse los lectores de El Universal en la página 04 de esta edición, luego de seis meses de trabajos de investigación las restricciones en el cerro de La Popa se mantendrán, pero serán relajadas ligeramente porque ahora algunos visitantes podrán subir en autos medianos y pequeños, aunque no podrán usar la terraza ni las áreas próximas al histórico Salto del Cabrón, ya que aún no se ha hecho ningún trabajo para reparar la fractura de la roca sobre la cual están construidas algunas partes del templo y del resto de la infraestructura de la cima de este cerro.
Guiliam Barbosa Miranda, de la facultad de ingeniería de la Universidad de Cartagena y coordinador técnico del convenio de los estudios del cerro de La Popa, le dijo a El Universal que su equipo de ingenieros ya tiene un diagnóstico para “las obras de control de las fracturas del material calcáreo que soporta el convento y las obras de control de erosión de la parte media y baja del Salto del Cabrón”. Y también saben lo que deben hacer con los drenajes y escorrentías que llegan a la calles abajo para que no sigan erosionando el cerro, además de tener identificadas obras de bioingeniería. Antes de terminar octubre el equipo de ingenieros liderados por el Dr. Barbosa espera tener diseños definitivos con su presupuesto para que el Distrito pueda contratar las obras.
Sin duda que las anteriores son una noticias excelentes, ya que los ingenieros de la Universidad de Cartagena son altamente respetados y no dudamos del éxito de sus diagnósticos y diseños. Esta universidad, por supuesto, solo podrá llegar hasta donde le han pedido que lo haga, y no es un trabajo de poca monta, ya que implica evitar el desastre de que la cima del cerro se vaya abajo con todo y convento, además de controlar las aguas para que no sigan erosionando y socavando el cerro al precipitarse hasta las calles y barrios de abajo.
Este es entonces un trabajo de emergencia, pero La Popa necesita una intervención integral para recuperarla en todos sus aspectos. Es una inversión enorme pero que bien vale la pena hacer y para la cual con seguridad hay préstamos favorables de las entidades multilaterales. El destino de La Popa debería ser el de darle oxígeno a la ciudad, rescatando su bosque seco tropical y su fauna, lo que la convertiría en un tesoro natural que podría ser explotado respetuosamente mediante senderos con guías capacitados. Superada la emergencia del Salto del Cabrón y del monasterio, se debería pensar en grande para desocupar y rescatar todo el cerro.
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