Editorial


La angustia regional por la energía

EL UNIVERSAL

24 de febrero de 2017 12:00 AM

Los supuestos cortes de energía concertados que haría Electricaribe en Bolívar fueron desmentidos por la empresa intervenida por la Superservicios, la que dijo que no los ha planificado en este departamento.

El problema principal de Electricaribe es el atraso enorme en sus inversiones en infraestructura, que hacen que su servicio sea extremadamente frágil. La falta de redundancia en sus sistemas hace que tenga que suspender el servicio de energía a vastos sectores casi que por cualquier nimiedad. Ya van varios domingos con cortes de energía, afortunada y responsablemente anunciados de antemano porque Transelca en este caso debe hacer mantenimiento a su subestación, para lo cual Electricaribe debe quitarle la energía a los circuitos implicados.

Si hubiesen más equipos instalados -es decir, redundancia- no sería necesario quitar la energía con tanta frecuencia, sino que los distintos barrios del área urbana y rural de Cartagena podrían ser repartidos entre los demás circuitos para evitar apagarlos.

La Superintendencia ha hecho un gran trabajo al poder mantener la energía en el Caribe colombiano aunque los cortes hayan seguido luego de intervenir a Electricaribe y de garantizar buena parte del suministro de energía, que estaba en veremos porque la empresa no tenía cómo pagarle a quienes se la venden, pero tampoco se puede esperar que la entidad interventora haga magia. Como en la canción de don Daniel Lemaitre Tono, “la cuestión es con dinero” y no se pueden obviar las inversiones aplazadas por Electricaribe ni se puede dejar de implementar el Plan 5 Caribe, una expansión de la infraestructura eléctrica apenas para poner al día a la región.

Estamos seguros que los mantenimientos de Transelca en sus instalaciones y Electricaribe en las suyas son indispensables, pero dada la desconfianza aún no superada de mucha gente que sufre los apagones programados, estas paradas técnicas huelen a cortes de energía, y de todos modos tienen la consecuencia práctica de que los muchos circuitos que quedan fuera de servicio dejan de consumir energía y de alguna manera alivian las arcas de la empresa. Pero también es cierto que es una tontería suponer que Electricaribe quiera interrumpir el servicio de los sectores que sí le pagan puntualmente, porque su negocio depende de estos y sería una especie de suicidio económico hacerlo.

El 14 de marzo próximo la Superintendencia decidirá el destino final de Electricaribe, pero pase lo que pase, debe garantizar no solo el servicio defectuoso de hoy, sino uno eficiente, que haga competitiva a la Región Caribe cuando al fin parece haberle llegado su cuarto de hora a través de sus puertos. Se requiere un operador con suficiente capital para invertir en sus redes y para comprar energía a buen precio y a largo plazo. Esto es indispensable para la calidad de vida de los habitantes de la región y para su progreso económico.

 


 

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