Editorial


Fibra óptica: caos y cinismo

EL UNIVERSAL

07 de julio de 2017 12:00 AM

Hace un tiempo algún vehículo tumbó un poste con cables de fibra óptica en la Carrera 4a de Manga, cerca del cementerio, y el embrollo de poste y cables cayó sobre la calzada izquierda y estuvo varios días así sin que los responsables los recogieran. Luego tiraron el poste sobre la acera, pero el cable seguía en la calle. Pasaron muchos días para que fueran recogidos ambos. Y desde hace al menos tres días, hay un cable que cae en plena avenida San Martín. Estos hechos se repiten en toda la ciudad con frecuencia.

Desde hace algunos años el ciudadano Jaime Rendón comenzó una campaña en solitario denunciando el abuso de las compañías de fibra óptica y de comunicaciones, que destrozaron la estética de la ciudad llenando los postes de rollos de cables a manera de bodega para tener el material a la mano en caso de futuras reparaciones. Las calles son cruzadas de un lado a otro por una red aérea de los postes a las casas o edificios de todos los barrios creando una maraña vergonzosamente fea, como si fueran las conexiones informales en cualquier asentamiento irregular.

Estas compañías usan los postes de Electricaribe, obligada por ley a cederlos, pero impotente ante el abuso de dichas empresas, que con frecuencia los sobrecargan con pesos que llegan casi a tumbarlos, como hemos visto en la ciudad, y también en el área rural, donde no es raro que los cables caigan al suelo en predios privados sin que nadie responda.

En ninguno de los postes y cables hay una identificación clara para los ciudadanos que indiquen quienes son sus propietarios, así que es casi imposible avisar cuando hay alguna avería, que es un suceso muy común en todas partes.

El Ministerio de Comunicaciones es el responsable de controlar la actividad de las compañías de fibra óptica en el país, pero en lo local el Distrito aún no reglamenta el uso de los cables para meterlos bajo tierra o minimizar su abuso en los postes. Las compañías que usan cables de fibra óptica y de alambre pagan un arriendo a Electricaribe que suponemos -por lo que vemos- que es más un perjuicio que un beneficio para la empresa eléctrica al tener que arreglar con frecuencia los postes ladeados o caídos por el exceso de peso y o tensión de los cables de comunicación y datos.

Según Electricaribe, los dueños de estos cables son Claro, Telefónica, Une y otras compañías de telefonía móvil, todas muy serias. Sin embargo, su manejo de la fibra óptica en los postes da pena y los operarios que ponen, quitan y arreglan cables -cuando al fin aparecen- casi nunca tienen el logo de ninguna de estas compañías, sino el de algún contratista anónimo, dándole al caos creado por los daños, un tono de cinismo. Es hora de que el Distrito los meta en cintura.

 

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