Editorial


El mar cobra los errores

EL UNIVERSAL

17 de febrero de 2018 12:00 AM

El martes 13 de febrero la Capitanía de Puerto emitió un boletín meteorológico de las ‘condiciones oceano-atmosféricas’ para las siguientes 48 horas, es decir, hasta el 15 de febrero, y al escribir este editorial ayer, la entidad no había revelado un nuevo informe, aunque las condiciones adversas del mar también eran obvias. Las recomendaciones incluían que las embarcaciones que fueran a las islas del Rosario desde La Bodeguita deberían zarpar temprano y regresar también temprano, a más tardar a las 3 p. m.; anunciaba el boletín que el oleaje era “(...) consecuencia del aumento en la intensidad del viento, de dirección este-noreste y velocidades de 20 a 30 nudos (37 - 55 km/h), con ráfagas de hasta 40 nudos (74 km/h). Estas condiciones generan alturas de oleaje entre 3 y 4,4 metros”, e identificaba a los departamentos de Atlántico, Bolívar y el Archipiélago de San Andrés y Providencia como “(...) áreas marítimas con mayor afectación por condiciones de vendaval”.

Es evidente que no todos los marineros de este litoral se enteran de estos boletines y ayer la Armada buscaba a cinco pescadores de Tierrabomba que habían salido a pescar y no habían vuelto. Es cierto que las condiciones adversas del mar eran evidentes para cualquiera con un conocimiento mediano del medio marítimo local, y para unos pescadores avezados como los de esta isla, deberían haberlo sido aún más dada su vasta experiencia en la marinería de este litoral.

Antes que existieran el CIOH y sus boletines meteorológicos cualquiera sabía que después de dos o tres días de ‘brisa amanecida’, el oleaje mar adentro se vuelve brutal y pescar en él es imposible. En el argot marinero local clásico, la brisa viene del norte y el viento del sur, pero la tecnología moderna de quienes predicen las condiciones atmosféricas le llama ‘viento’ a todo, quizá porque la electrónica moderna es desalmada. Al escribir esto, los cinco marineros aún estaban perdidos, lamentablemente.

Accidentes como ese pueden tener múltiples razones, aunque la más frecuente es que los pescadores salgan por la mañana con la intención de devolverse rápidamente, pero una falla mecánica deje a la embarcación a merced de las olas al no poder poner la proa contra estas, o a que el oleaje se meta por la popa porque la embarcación está detenida, o porque con los motores andando, no puede subir la velocidad por el tamaño del mar. Es usual que estas lanchas tengan bordas bajas para comodidad en la pesca, pero esto las hace vulnerables en el mar fuerte, el que las puede hundir con facilidad. Ojalá que los pescadores aparezcan sanos y salvos, y que esta emergencia sirva para implementar mejores controles a la navegación en esta época del año. 

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