Editorial


El caño Juan Angola, rey de burlas

EL UNIVERSAL

20 de diciembre de 2017 12:00 AM

El caño Juan Angola es una de las vías de agua más importantes de la ciudad. Conecta a la bahía de Cartagena con la ciénaga de la Virgen, así que cuando entra la corriente de agua salada a la bahía que va de sur a norte, debería ayudar a refrescar las aguas quietas del caño y llegar a la ciénaga; y el agua limpia que entra a la ciénaga desde La Bocana durante las mareas altas, debería también mejorar las de la bahía, sobre todo en el verano, cuando el Canal del Dique no le mete agua dulce y sedimentos a la bahía y además, no eleva su altura, como sucede en el invierno.

El caño también debería ser un tesoro ecológico local, en cuyos manglares se daría el ciclo de nacimiento de peces y su posterior migración hacia el mar al alcanzar los tamaños para poder abandonar la seguridad de la ‘salacuna’ que es el manglar para los alevinos de distintas especies.

Igualmente, debería ser un eje importante del transporte urbano y acuático de la ciudad, del que también se ha hablado mucho, pero se ha hecho poco o nada, aparte de abandonarlo para que sea invadido y rellenado de diversas formas. Usan desde costales y carretillas viejas, hasta las volquetas grandes y modernas que descargan escombros encima de la basura, sin escrúpulos y sin sanciones, ampliando y consolidando sus márgenes en un aparente loteo misterioso e irregular. ¿De quién o quiénes podrá ser este aparente negocio? En otro de sus márgenes hay enormes edificios que parecerían no cumplir con los retiros y que deberían ser verificados al menos para cobrarles grandes multas que luego sean invertidas en mejorar el caño.

De recuperar el Juan Angola se suele hablar mucho en varios ámbitos, incluido el oficial, pero hasta ahora todas las promesas de diversas administraciones han sido basura, igual o peor a la que se acumula en sus orillas y en las raíces de sus manglares.

Ahora, sin embargo, la Alcaldía y sus funcionarios hablan sin tapujos de erradicar las invasiones, cosa que debió suceder hace varios años, cuando apenas comenzaban, para evitar los traumas al Distrito y a los propios invasores, pero al fin parece que se procederá para salvar este cuerpo de agua atacado por varios lados y abusado de varias maneras.

Dragar el caño, como propone el gerente de Edurbe, Bernardo Pardo, es una solución en todo sentido: saneará el agua y restaurará el flujo en ambos sentidos, lo que mejorará la fauna y flora; y además, permitirá navegarlo. Ojalá que esta vez sí se haya iniciado la salvación del Juan Angola para que deje de ser el rey de burlas.

 

 

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