Que más de 2.500 personas de la comunidad educativa hayan participado en construir un documento como el Plan Maestro de Educación (PME) para que este se convierta en una política pública que por fin enrute los esfuerzos y la ciudad comience a salir del rezago educativo, es un ejemplo para todos los ciudadanos.
Por años, hemos escuchado en diferentes sectores que a Cartagena le hace falta una ciudadanía empoderada que le haga control y seguimiento a lo que desde el sector público se realiza, a cómo se gastan los dineros, y exija que los mandatarios de turno cumplan lo que prometen en sus planes de gobierno, y no hay mejor camino para lograrlo que una buena educación pública.
Hoy, el Concejo de la ciudad tiene en sus manos un documento en el que se encuentran las voces de miles de cartageneros que confían en que es posible que los niños y los jóvenes encuentren en las escuelas la educación que se merecen y que les dé oportunidades para desarrollarse en igualdad de oportunidades, porque si algo facilita la educación es el acceso a las opciones laborales y de emprendimiento para superar las brechas que nos deja la pobreza.
Ojalá las voces de quienes critican esta propuesta tengan argumentos estructurados frente al documento presentado, y no se queden en meras especulaciones que tanto daño le hacen a estos procesos, pues fueron los estudiantes, maestros, rectores, padres de familia, representantes de gremios y organizaciones civiles las que dieron sus ideas y al unísono estuvieron de acuerdo con que la ciudad tenga esta política pública.
Cartagena no da espera para buscar caminos que nos ayuden a construir futuro, no podemos estar de brazos cruzados frente a la realidad que hoy más que nunca demanda el compromiso de los cartageneros.
Qué bueno es ver este esfuerzo que se realiza desde la administración distrital al que se ha sumado la sociedad civil, y que se convierte en un referente para otras regiones del país.
Las metas del PME están planteadas frente a cuatro ejes principales: calidad, cobertura, pertinencia y gestión educativa, pensadas en el contexto de Cartagena cuya particularidad incluye escuelas en zonas rurales e insulares. El fundamento es desarrollar el ser humano, y superar la pobreza.
Una herramienta como esta es de gran ayuda para la Secretaría de Educación, que año tras año se ha dedicado a trabajar en el día a día, muchas veces, improvisando, mientras que ahora tendrá una ruta marcada con precisión e indicadores.
Es un buen síntoma que la mayoría de los candidatos a la Alcaldía se hayan interesado por conocer este plan, porque además de la intervención de la ciudadanía, es fundamental la voluntad política para que sea una realidad que trascienda las distintas administraciones.
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