Cartagena sufre una racha preocupante de accidentes de tránsito, especialmente porque parecen no servirles de ejemplo a los muchos infractores para que comiencen a seguir las reglas básicas de conducir. El DATT hace lo que puede, pero como siempre hemos dicho aquí, a la entidad le faltan muchos agentes y así trabaja en desventaja.
El miércoles pasado una buseta del servicio público se habría volado el semáforo de la glorieta de la avenida Santander, a la entrada de Bocagrande, y primero se estrelló contra una camioneta que cruzaba con pleno derecho, al estar la luz en verde para su conductor.
Luego la buseta, dado el golpe contra la camioneta y un posible timonazo por reflejo de su conductor hacia la izquierda, se fue de frente contra una van de servicio privado turístico, que sí obedeció la luz roja del semáforo y estaba detenida al frente de la fila.
Al ir hacia dicha van turística, se llevó en banda a un motociclista que quedó herido. El conductor de la van quedó aprisionado en su asiento por diversos elementos metálicos empujados hacia él por la fuerza del choque, hiriéndolo algunos de ellos, mientras soportaba un gran dolor hasta que llegaron los bomberos a liberarlo. El conductor de la buseta, que según las autoridades de tránsito provocó el accidente, al igual que varios pasajeros, también terminaron heridos en el hospital.
Un poco más tarde, ese mismo día, hubo otro accidente en el Corredor de Carga, en donde murió un motociclista y una joven que iba de parrillera.
Ambos accidentes fueron reportados por todos los medios de comunicación de la ciudad, y cualquiera supondría que tal divulgación serviría para que los conductores, en particular aquellos que son infractores por costumbre y quizá por convicción, se hicieran una especie de examen de conciencia para determinar cómo mejorar su comportamiento.
Un conductor que irrespeta las normas de tránsito como parte de su comportamiento habitual no solo se pone él en peligro, como lo demostró el primer accidente descrito, sino que arriesga la vida de muchas más personas, como también se vio en ese mismo suceso.
Los conductores “normales” deben manejar siempre a la defensiva para no ser víctimas de los infractores compulsivos que pululan en las calles de Cartagena en toda clase de vehículos, entre los cuales las busetas pueden hacer más daño por su peso y tamaño. Esos dos factores parecen envalentonar a los infractores compulsivos que las suelen conducir, uno de cuyos peores actos es ignorar la luz roja de los semáforos.
Pero no son los únicos que lo hacen, porque también hay infractores compulsivos en motos, taxis y vehículos particulares. Si hubiesen cámaras funcionando en todos los semáforos, las arcas del DATT estarían a reventar con las multas que cobraría, si los infractores cumplen con el pago.
También son muy peligrosas las motos sin espejos, porque sus conductores, suicidas en potencia por esta omisión, deben mirar hacia atrás en cualquier cambio de dirección, lo que implica dejar de mirar hacia adelante, y muchos accidentes ocurren porque cambian de carril sin mirar, o porque al mirar hacia atrás, descuidan lo que tienen por delante.
Esperamos que las Fiestas concluyan sin más de estos choques evitables.
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