Editorial


Cartagena necesita verde

A pesar de sus altas temperaturas, Cartagena es una ciudad que le está debiendo mucha compensación al medio ambiente y a la madre naturaleza en general. La poca cultura ambiental en una ciudad que parece preferir el pavimento a la arborización le está ganando la batalla a las pocas iniciativas por volver verde sus calles y avenidas. Además son pocos los proyectos ambientales que aquí tienen feliz término.

El año pasado, por esta época, se hablaba del proyecto de silvicultura, con el cual el Establecimiento Público Ambiental, EPA, prometía sembrar en la ciudad 100 mil árboles, de especies adecuadas, en un periodo de diez años.

Para esos días también se denunciaba que “solo en el sector Las Torres de la Popa las invasiones han talado unas 19 hectáreas para lo que se necesitan sembrar unos 47.500 árboles que representan casi el 50% de los que se planea plantar al año (100 mil)”.

A esto se le suma el dato que arrojó el Informe de Calidad de Vida 2016 del proyecto Cartagena Cómo Vamos, el cual resaltó que el EPA no tiene calculado el dato de árboles por habitantes a 2016.

Ante ese panorama se hace necesario recurrir a la comunidad y tratar de vincularla a campañas ambientales, para mantener y conservar lo poco que hoy existe más por bondad de la misma naturaleza que por esfuerzo gubernamental. Pruebas hay más que suficientes para afirmar que los entes ambientales no son buenos cuidadores de los espacios verdes que les corresponde mantener.

Prueba de ello son todas esas zonas que se sembraron y que costaron cientos de millones de pesos y que hoy, o bien son matorrales o ya no existen. Por eso preocupa  cuando las empresas que compensan al ambiente, después de cierto tiempo, le entregan la obra al Distrito.

Una prueba de que la comunidad y la empresa privada suelen ser buenos amigos de las zonas verdes es lo que pasa con zonas que hoy son cuidadas por estas, caso jardín de la rotonda San Felipe, rotonda Santander, en la entrada Bocagrande; zona compensada por la empresa Argos en una parte del sector de la bomba de El Amparo; jardines de la Sociedad Portuaria.

Por eso la comunidad debe tener en cuenta que vale la pena sembrar sombra en Cartagena; o cuidar aquellos árboles que contra viento y marea se mantienen en pie; o cuidar esas especies que siguen vivas en algunos sectores y que las tenemos de vecinas.

Cartagena se vería más bonita vestida con los colores de la madre naturaleza.

 

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