Editorial


Cartagena náutica

EL UNIVERSAL

29 de abril de 2017 12:00 AM

Cartagena de Indias, como hemos dicho tantas veces aquí, se fundó donde está por la excelencia de su puerto, con una bahía amplia y profunda, y muy a pesar de no tener un río desembocando en ella, que era el factor preponderante de la época para establecer una ciudad. La bahía y la actividad portuaria, en resumen, eran y son su razón de ser principal.

La Sociedad Portuaria Regional de Cartagena (SPRC) acaba de importar seis grúas de última generación para sus puertos; cuatro irán a Contecar y dos al terminal de Manga. Estas grúas están diseñadas para operar la carga de los barcos gigantes que ahora pasarán por el canal de Panamá, nuestro vecino, y permitirán seguir afianzando a la ciudad como uno de los mejores puertos del Caribe.

Casi simultáneamente a la llegada de las seis grúas se inaugura la Feria Náutica en el Centro de Convenciones Julio César Turbay, con un gran esfuerzo tanto de esta institución, ya con muelles idóneos y con una gran inversión para albergar este evento, como de los participantes, que han llevado yates de gran calidad y de marcas famosas, nacionales y extranjeras, para ofrecerle a una clientela que ha venido creciendo sostenidamente, aunque aún sea una industria incipiente con respecto a la capacidad que debería tener la ciudad. Esperamos que se resuelva el impasse de las marinas, y que las que se construyan no tengan como objetivo principal edificar sobre rellenos para hacer bares, discotecas y restaurantes, sino fomentar la industria náutica de verdad.

Hace pocos días la Armada Nacional hizo un evento que convocó a astilleros de todo el mundo, teniendo un gran éxito los productos navales y fluviales hechos por Cotecmar en sus instalaciones de Cartagena, donde ya se han fabricado buques importantes y donde se proyecta construir las nuevas corbetas de la Armada de Colombia. Se destacó en el evento un remolcador fluvial, mejor llamado ahora ‘empujador’ dado su trabajo de remontar el río con convoyes de planchones por delante.

Estos tres eventos indican que Cartagena sigue por sus fueros marineros, como debe ser. La inversión de Contecar y la SPRC en sus grúas es un nuevo voto de confianza en la ciudad, pero también es un riesgo enorme porque son equipos costosísimos. Hay otros puertos en la bahía -más de cincuenta- que dependen de que la entrada siga siendo profunda y funcional. Sin esta condición no puede haber muelles, ni astilleros, ni marinas. Igual es el esfuerzo de la industria de astilleros y del centro de Convenciones con su evento náutico.

Es por eso urgente que el Gobierno nacional, a través del Fondo Adaptación, deje de arrastrar los pies con la construcción de las esclusas en el canal del Dique (por lo pronto la de Calamar), indispensables para quitarle a la bahía los sedimentos que amenazan su entrada y que nos podrían convertir en otro puerto disfuncional en el Caribe colombiano, traicionando el esfuerzo del sector privado y perjudicando gravemente al país.

 


 

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