Editorial


Cartagena acogió al papa

Miles de personas se aglomeraron en diferentes partes de la ciudad para recibir al papa Francisco, quien, desde que se bajó del avión, mostró su alegría, sencillez y disposición para recorrer la Heroica.

Con cantos, sonrisas y abrazos fue recibido en la pista del aeropuerto Rafael Núñez.

Luego llegó a uno de los barrios más pobres de Cartagena, San Francisco, donde el padre Elkin Acevedo le contó de la problemática social que se vive en esa zona, por causa de la explotación sexual de niños, entre otras cosas. El sumo pontífice oró y después fue a la casa de Lorenza Pérez Barrios, la gestora de un comedor comunitario que atiende a diario a unos 85 niños, y quien a sus 77 años pudo cumplir su sueño de recibir la bendición del líder de la Iglesia Católica.

Ni el golpe que recibió en su pómulo izquierdo con el marco del vidrio del papamóvil cuando se inclinó para bendecir a un niño y el conductor tuvo que frenar abruptamente, detuvo a Francisco. Con algunas gotas de sangre que mancharon su vestimenta continuó su recorrido por Bazurto hasta llegar a la iglesia San Pedro Claver donde rezó el Ángelus.

Pero sin duda el momento más emocionante para los fieles fue la misa campal en Contecar, la última de Francisco en Colombia.

Desde mucho antes que llegara el papa, la gente se aglomeró y hubo algunos problemas en la logística, varios se quedaron con la boleta en la mano, sin embargo, más de 280 mil personas, algunas con sillas, otras tiradas en el suelo y muchas de pie, pudieron escuchar al obispo de Roma.

“En esta ciudad, que ha sido llamada «la Heroica» por su tesón hace 200 años en defender la libertad conseguida, celebro la última Eucaristía de este viaje a Colombia. También, desde hace 32 años, Cartagena de Indias es en Colombia la sede de los Derechos Humanos porque aquí como pueblo se valora que «gracias al equipo misionero formado por los sacerdotes jesuitas Pedro Claver y Corberó, Alonso de Sandoval y el Hermano Nicolás González, acompañados de muchos hijos de la ciudad de Cartagena de Indias en el siglo XVII, nació la preocupación por aliviar la situación de los oprimidos de la época, en especial la de los esclavos, por quienes clamaron por el buen trato y la libertad”, dijo Francisco.

Aunque el papa se despidió ayer de Colombia, ojalá su mensaje quede, pues en su viaje no pretendió otra cosa que dejar claro que este puede ser un país mejor. Su visita terminó en Cartagena, una ciudad a la que le urge empezar a salir de la pobreza y la desigualdad con hechos y no con retórica.
 

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