Sin tapujos, asido al liberal derecho de disentir, he dicho que Pardo no me gusta por neoliberal, centrista y defensor de las 7 bases militares yanquis y del bombardeo a Ecuador que violó el Derecho Internacional; por oculto amigo de la guerra preventiva de Bush y Uribe, y por cambiar el rojo pueblo de nuestra bandera que era su gloria, por colores que invocan ya el centro, ora la derecha, etc., tendencias políticas de la tecnocracia que desprovista de conciencia doctrinaria aleja gama tan insulsa de tonos del bermellón de nuestra divisa. ¿Cómo haré para votar por el real PLC y no por Pardo? ¿Cómo? Créanme, soy leal con mi viejo y gran Partido, no con este nuevo vestido para despistar, adverso al auténtico de Herrera, Uribe, Gaitán, López P., en cuyas conciencias se anidó José Antº Galán, el Comunero y mártir, heroico fundador y jefe del que en el siglo XIX se llamó Partido Liberal pero que ya existía y crecía, sin decirlo, desde hacía casi 500 años con sus pendones de protesta y revolución. ¿Y cuál es este nuevo PLC y su talante? ¿Cuál, qué piensa y qué idioma habla? ¿Y si baila qué ritmos prefiere, el vals oligarca, el porro del pueblo, el foxtrot colonialista o los corridos paranarcos con asesinatos al fondo? ¿Cuáles? A mí no me engañan. Soy un viejo liberal, de izquierda. Esta concepción de la vida, la ciencia, la economía, la historia, la filosofía, la ideología, la política y la lucha por la igualdad y la justicia, la tengo en mis vísceras pensantes, en la médula de mis huesos, en los sueños vibrantes de mi existencia, en mi sangre caminera de ardorosa interacción de metas igualitarias. ¿Quién lo haría? Nadie, porque para evitarlo tengo ojos y oídos en la nuca que me advertirían al menor intento de lograrlo. Y conciencia, sobre todo conciencia, que incluso intuye y adivina donde están la reacción, el centro, la derecha, el despotismo, la entrega al Imperio, por lo cual le cerraría el paso a toda empresa para domeñarme. Estoy blindado por convicciones que solo se transforman para fortalecerse no para dejar de ser lo que son como les ocurre a los tránsfugas de oficio, camaleónicos y sucios, que compran pieles de recambio ideológico en tiendas capitalistas para simular talento cuando siempre serían bastos y torpes. Sí, el 30 votaré por el PLC rojo, por el de José A. Galán, Herrera, Uribe y Gaitán, el de las guerras civiles perdidas, el de la sangre de muertes derramada en tantas batallas, vertida hoy por la oligarquía en vasijas donde tecnócratas la convierten en tinte para que en carnavales políticos supuestos pensadores muestren rostros multicolores y pasen como si fueran luchadores progresistas no siendo más que pregoneros del capitalismo salvaje. ¿Siendo indivisible el voto, cómo haré para que el mío sea solo por el izquierdista PLC, el del comunero Galán y el mártir Gaitán, y no por el centro derechista PLC de Gaviria y Pardo que al no condenar el ochomilismo, el neoliberalismo y el paramilitarismo convive indignamente con ellos? ¡Ayúdame conciencia librepensadora para que mi sufragio llegue al comunero, auténtico y gaitanista PLC de roja bandera y no al variopinto neoliberal que lo niega y del que disiento!
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