Columna


Patrimonio histórico

VICENTE MARTÍNEZ EMILIANI

22 de febrero de 2010 12:00 AM

VICENTE MARTÍNEZ EMILIANI

22 de febrero de 2010 12:00 AM

Hace varios años, en reportaje escrito con afectuosa generosidad, Sonia Gedeón me presentó como “gestor del patrimonio”, refiriéndose a la participación que tuve en la declaración de Cartagena como monumento de la humanidad. Entonces, desempolvando papeles encontré una carta que dirigí, en 1983, a Rafael Escallón Villa, director de “Diario de la Costa”, que dice: “Desde finales de 1981 (“Cartagena Económica”, edición de octubre, y “El Espectador”, 27 de noviembre) he venido proponiendo la conveniencia que se derivaría para Cartagena de su declaración como Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO. La consagración del “Corralito”, como Urbe Monumento, constituiría su mejor promoción internacional y justo homenaje al conmemorarse el tercer sesquicentenario de su fundación. Ya otras ciudades del continente han obtenido el honor con muchos aunque no mejores títulos que la nuestra. Quito y Cuzco entre las primeras. El pasado 21 de marzo se realizó la ceremonia formal que concedió esa categoría a Olinda, una pequeña población trepada sobre las suaves colinas de Recife, en el nordeste brasileño... Años atrás igual distinción fue discernida a Ouro Preto, la antañona capital portuguesa de Minas Gerais”. “Todos los lugares mencionados son de atractivo indudable. Unos con sabor de heroico romanticismo. Otros con la reminiscencia de un pasado colonial que vive en capillas y balcones. No faltan los que guardan tesoros de una hagiografía híbrida nacida de la mezcla de las expresiones barrocas y mudéjares, traídas por los conquistadores, con el alma taciturna del indio y la inspiración, ora triste, ora rebelde, de los negros. “Ouro Preto y Quito son insuperables muestras del arte americano. En la primera, situada hacia el centro del Brasil, un artista compulsivo y visceral que esculpía o pintaba con el cincel o los pinceles amarrados a los muñones de sus brazos, cuando la lepra le había mutilado las manos: el “Aleijadinho”, creó un verdadero tesoro de frescos y esculturas. Y, allí mismo, mulatos cimarrones construyeron una capilla que responde a la inquietud de Andrés Eloy Blanco, quien pedía a la virgen “Angelitos negros”. En esa iglesuca todos los ángeles y los santos son... prietos. Un poco antes la capital del Ecuador vio embellecerse sus altares y sus templos con las obras de Legarda, Goribar y Caspicara”. “Esos fueron, mi querido Rafael, los motivos que sirvieron a la UNESCO para conceder a los cuatros sitios nombrados la categoría de Patrimonio Histórico, a la que Cartagena tiene sobrados derechos... como plaza fuerte y almenada... “No creo pecar de despistado si afirmo que pocas veces ha habido un Presidente tan amigo de Cartagena como Belisario Betancur. Por ello considero favorable la coyuntura para insistir en que se presente a Cartagena a la consideración de los 21 países integrantes del Comité del Patrimonio Mundial”. Más de 25 meses después, gracias a la intervención eficaz de Belisario, se declaró a Cartagena Monumento Universal. Fue el simple reconocimiento de méritos incuestionables, sin par en el continente. *Ex congresista, ex embajador, miembro de las Academias de Historia de Cartagena, y Bogotá, miembro de la Academia Colombiana de la Lengua. academiadlhcartagena@hotmail.com

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