En su primer período (1993-1997), el Presidente demócrata Bill Clinton designó a la Primera Dama Hillary Clinton como promotora de su Plan de Salud Universal. La esposa del primer mandatario no pudo cumplir su cometido debido a la interferencia de las grandes compañías de seguros en el Congreso que mediante el lobby dieron al traste con esa gestión. Trece años después, el candidato Barack Obama, durante su campaña presidencial, esbozó su Plan de Salud con Cobertura Universal. Obama argumentaba que en los Estados Unidos el panorama era: “Existen cuarenta y siete millones de norteamericanos, de ellos nueve millones son niños, que no tienen seguro. El valor de los cuidados médicos aumentó exageradamente, las primas del seguro médico se incrementaron cuatro veces más que los salarios durante los últimos 6 años. No hay un adecuado presupuesto para la prevención y salud pública. La nación se enfrenta a las epidemias de la obesidad y enfermedades crónicas, así como a nuevas amenazas de gripe pandémica y bioterrorismo. Y, solamente cuatro centavos de cada dólar destinado a cuidados médicos se gasta en prevención y salud pública”. El presidente Barack Obama, con su Programa de Salud, ya está inscrito en la historia de su país, logró que el mismo cobije a todos los ciudadanos. Eran millones los norteamericanos que no podían acceder a la salud debido a una difícil implementación, inequitativa e insolidaria. En pleno siglo XXI es increíble que los Estados Unidos no estén al mismo nivel de Canadá, Inglaterra, Francia, los países escandinavos y otros más, donde hay programas que protegen a los enfermos. Ahora con el Programa de Obama los cambios en el mercado de los seguros serán reales. A partir de la Ley las empresas no podrán negarse a atender pacientes con enfermedades preexistentes. Los jóvenes hasta los 26 años, seguirán dentro de los planes de salud de sus padres, también habrá subsidios para que los más pobres compren pólizas de salud, con cifras que alcanzan a superar los 940.000 millones y 2,3 billones de dólares. Durante diez años, el 94 por ciento de los estadounidenses y residentes legales estarían protegidos. Al promulgar la Ley, el presidente Obama expresó satisfecho: "Así es como luce el cambio". No fue una tarea fácil para el mandatario lograr su cometido. La férrea oposición en el Senado del Partido Republicano y alguno que otro demócrata “comprometido”, presagiaba que esta vez también el ambicioso proyecto naufragaría en medio de la intolerancia. En la Cámara Baja los republicanos fueron insolidarios con sus compatriotas más pobres. Sin embargo, el poder de persuasión de Barack Obama logró este triunfo que marca un hito en la historia política de Estados Unidos. Fue una victoria del sentido común, la tolerancia y el bienestar en los Estados Unidos. Cabe reflexionar: en Colombia, ¿será digno emularlos en esto? ¿Acaso no es la hora de que Colombia se ponga a tono con los países avanzados? En esta nación, donde por contraste a raíz de la Ley 100 de 1993, la Salud se encuentra deteriorada y en crisis debido a la orientación mercantilista a la que la llevaron los apóstoles neoliberales. *Médico Cardiólogo. Ex Director de El Universal. Académico de Número de la Academia Nacional de Medicina, de la de Cartagena y de la de Historia. MOROND@telecom.com.co
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