Columna


Lunares, algo más que un halago

ADOLFO GÓMEZ AGÁMEZ

25 de septiembre de 2009 12:00 AM

ADOLFO GÓMEZ AGÁMEZ

25 de septiembre de 2009 12:00 AM

A través de la historia, los lunares han sido protagonistas de los más hermosos piropos y para todo el mundo es conocido el inmortal himno mejicano “cielito lindo”. Sin embargo muchas veces pueden ser causa de mortales enfermedades y la detección comienza en el propio hogar. Los lunares son lesiones de la piel que pueden ser aplanadas o sobreelevadas, aunque no todas tienen un componente negativo para preocuparse, pero, hay conductas aberrantes, muy de moda, que pueden acarrear problemas incluso mortales. Hay lunares que tienen pelo y otros que no y no hay ninguna relación de que el primero sea más maligno. El pelo que crece dentro de un lunar seguramente va a ser más largo, más grueso y más oscuro que los pelos vecinos y es por eso que producen un poco de susto, pero, no guardan ningún tipo de malignidad y uno los puede afeitar o depilar sin problema. Sin embargo hay lunares que, con el tiempo, podrían transformarse en el peor de los cáncer de piel, el melanoma maligno, es decir, partimos con un lunar común, seguimos con un lunar que está en transformación y terminamos con el melanoma, el cáncer de piel que lleva a la muerte. Una tendencia que se ha cobrado fuerza en los últimos tiempos es la despigmentación de los lunares, la cual se realiza mediante láser en algunos centros de estética y como dije al principio, es una aberración de la modernidad, porque al quitarle el color, el parámetro básico de diagnóstico para nosotros los médicos dermatólogos, desaparece, pero no con ello todo el lunar, por eso es muy difícil prever la transformación posterior de ese lunar. Se puede afirmar que el 95% de los seres humanos poseen lunares y por esa razón es importante conocer algunos aspectos básicos de autodiagnóstico, además de la necesaria consulta periódica con el médico dermatólogo. En este sentido, las sociedades dermatológicas han formulado lo que se denomina como el ABC de los lunares, una fórmula creada precisamente para promover el entendimiento del paciente en la evolución de sus lunares. Los bordes bien definidos, las dimensiones, la simetría y el color de los lunares son factores esenciales a tener en cuenta. Los lunares pueden ser rugosos o lisos, marrón o más claro u oscuro, también azules e incluso tener sectores blancos. En ese caso ya estamos hablando de un proceso de transformación hacia un posible melanoma. Todos los lunares deben tener un borde regular para que sean benignos, es decir, tienen que mostrar claramente la separación que existe entre la piel y el lunar y si no es así debemos pensar en alguna complicación. El tamaño de los lunares varía, pero, debemos considerar de riesgo aquellos que tienen más de cinco milímetros. Ahora bien si tienes dudas, consulta a tu dermatólogo y si no deja que te sigamos cantando, “ese lunar que tienes cielito lindo junto a tu boca”. *Dermatólogo a_gomezagamez@hotmail.com

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