En los últimos días de mayo, entre lluvias y húmedos calores, asistí al III Encuentro de Investigadores del Caribe Colombiano, en Cartagena de Indias, convocado por el Observatorio del Caribe Colombiano para debatir la problemática, desarrollo, perspectivas y logros de la investigación en la Región Caribe. Y conocer, de parte de quienes adelantan tan ingente tarea, hasta dónde es posible aventurar juicios acerca de si esa inevitable variable del desarrollo regional está soportada en resultados comprobables y aplicables. E igualmente saber si Gobierno y Empresa, entendida esta como el capital privado que deriva de la investigación científica aplicada el mayor beneficio y utilidad, están aportando los recursos suficientes que aquella demanda de manera eficiente y equitativa para adelantar su quehacer. Y en cuanto al Gobierno, estar al tanto de si está disponiendo con equidad los recursos públicos para apoyar y financiar la investigación científica en la Región Caribe, pues hasta donde pudo evidenciarse en el certamen del Observatorio del Caribe hay disparidades en la asignación de recursos que afectan las proyecciones y resultados de aquel componente básico para fomentar el adelanto regional. Tal como lo observó Eduardo Verano De la Rosa, Gobernador del Atlántico, en su lúcida y demostrativa exposición acerca de las disparidades e inequidades que delatan sesgo del Gobierno y de los organismos que tienen que ver con la gestión y direccionamiento de las políticas de Investigación, Ciencia y Tecnología. Igual al que existe en materia de inversión pública, infraestructura vial y de servicios, participación y apropiaciones presupuestales y otra serie de gabelas derivadas del modelo económico y político que lo privilegia en todos los ámbitos, existe un Triángulo de oro en Ciencia, Investigación y Tecnología, conformado por el corredor geográfico integrado por Cundinamarca, Antioquia, Valle del Cauca, y sus respectivas capitales, cuya dinámica de participación en proyectos de naturaleza investigativa y científica y apropiaciones presupuestales, marca significativamente esa inequidad prevaleciente con relación a la Región Caribe. En tanto en el Triangulo de Oro, señala Verano de la Rosa, hay 1.677 Grupos de Investigación, equivalente al 73% del total por Regiones, en la Región Caribe solo hay 245, equivalentes al 11% de ese total. Y por si estos registros no alcanzaran a visibilizar la inequidad, solo Bogotá D.C., tiene 3.66 veces más grupos que los ocho departamentos de la Región Caribe. Pero más que lamentos por tan protuberante desigualdad en detrimento del desarrollo regional, cuanto nos debe convocar es la construcción de una alianza entre Estado, Academia, Empresa, cuyo componente básico sea la Investigación Científica aplicada al sector productivo y, consecuentemente, a la generación de mejores indicadores de calidad de vida para la Región Caribe. No hay de otra. elversionista@yahoo.es
Columna
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