Hace algunos días, el dirigente político Joaquín Franco Burgos, mi vecino en el barrio del Pie de la Popa, me invitaba a adelantar una campaña para salvar del olvido al antiguo Club Cartagena, joya clásica diseñada por el arquitecto Gastón Lelarge, quien nos dejara un patrimonio artístico que todos debemos preservar. El ex parlamentario, dirigente deportivo y ex propietario de la Voz de la Victoria, ha sido un personaje que ha sabido movilizar a la gente con entusiasmo, bajo el lema alentador de practicar “Hechos y no Palabras”. Fue así como el doctor Franco Burgos logró la creación de muchas obras sociales de gran beneficio para la comunidad. Pienso en este caso, que he sido a lo largo de mi vida, más ligada a las palabras que a los hechos, y, por eso, le devuelvo nuevamente la invitación para lograr, con un trabajo arduo de toda la sociedad, aquellos hechos que harían de nosotros un verdadero Patrimonio de la Humanidad. Desde el periodismo de opinión, he tratado siempre de dar voz a los que no la tienen, de buscar una acción compartida para que podamos, por fin, escucharnos. Creo que el verdadero norte del periodista comprometido es saber que la cultura no sólo designa la actividad especializada, como la arquitectura, sino también nombra a la educación, las relaciones de poder, la gastronomía, los modos de compartir, de reír, las costumbres religiosas, las formas de manifestar el duelo, los ratos de ocio, y otras expresiones más íntimas del ser humano. Estoy convencida de que el periodismo cultural, por ejemplo, debe preocuparse por poner las técnicas narrativas modernas, para conmover y despertar sentimientos que vayan más allá del registro de los hechos. Pero son los gobernantes quienes deben cumplir la tarea que los ciudadanos les hemos encomendado. Son ellos quienes deben impulsar las campañas para escuchar a los desempleados, los jóvenes, los adultos mayores, los desplazados. Nosotros, desde la esquina hermosa de las palabras, estamos dispuestos a acompañar a esos hechos para que perduren y den respuesta a las necesidades de los hombres y mujeres de hoy. Periodistas como Juan Gossaín, Óscar Collazos, Germán Mendoza, Manuel Lozano, Darío Morón, Gustavo Tatis, y tantos otros que se nos escapan, han señalado ya reiteradas veces, cómo se vive y se sufre en el “Corralito de Piedra”. Ahora esperamos que la clase política sepa interpretar esos relatos urbanos para convertirlos, si Dios quiere, en los añorados hechos que tanto busca Don Joaquín Franco Burgos y que buscamos todos nosotros, con paciencia y constancia sin límites. Soy, pues, consciente de mis enormes limitaciones y por eso le agradezco al doctor Franco Burgos por pensar en mí, y por enviarme esa carta sentida al buzón de “El Universal”. La única manera de no defraudarlo, es extendiendo la invitación a toda la comunidad, para que, entre todos, salvemos el legado del arquitecto Gastón Lelarge y, sobretodo, protejamos a los cartageneros de la desnutrición, del analfabetismo, de la sed y de la contaminación de sus cuerpos de agua. ¡Estos son los hechos que deben desvelarnos! *Directora de Comunicación Social de Unicartagena saramarcelabozzi@hotmail.com
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