La semana pasada se dieron a conocer las cifras de desigualdad, pobreza e indigencia del país, arrojando datos que ameritan un análisis desprovisto de pasiones políticas, pues además de ser de suma sensibilidad su “estabilidad” en el tiempo, o reducción sistemática como le dice el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), no permite que detractores u amigos del Gobierno puedan sacarle mucha ventaja a favor de sus intereses. Los resultados se dividen de un lado entre las principales ciudades del país, encabezadas por Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Bucaramanga y otras ocho de ellas, y del otro en el resto de zonas del país, y permiten un comparativo entre el 2002 y el 2008. En cuanto a la desigualdad, que se mide usando el coeficiente de Gini, en estas trece ciudades este se mantuvo igual en el citado periodo en 0,59, mientras que en el resto del país disminuyó de 0,54 en 2002 a 0,51 en 2008. La pobreza en las aéreas que comprenden las 13 ciudades principales disminuyó de 40,3%, cifra que pertenece al año 2002, al 30,7% en el año 2008, lo que implica una reducción de más de 10 puntos porcentuales. Sin embargo en el resto del país la pobreza no se contrajo en la misma forma, ya que según lo revelado por el DANE, pasaron en el 2002 de haber 69,3 personas de cada cien en la pobreza, a 65,2 de cada cien en el 2008, lo que significa que solo 4,1 personas salieron de esa clasificación que está definida como los hogares promedio, que se conforman de cuatro personas, que subsisten con ingresos inferiores a 36.000 pesos diarios, o lo que es lo mismo, 1'086.000 pesos mensuales. Estas cifras promedian a nivel nacional una reducción de la pobreza en 7,7%, que salen de restar el 46% de pobreza en el 2008 a 53,7% en el 2002. A pesar de haber una reducción, sugerí al inicio que las cifras son “estables” puesto que en contraste la Conferencia Económica para América Latina (CEPAL) señaló el año pasado, como cifra del 2007, que en promedio los países latinoamericanos tienen 34,1 personas de cada 100 en la pobreza, lo que significa que Colombia está por encima en 11,9 personas del porcentaje anotado. En cuanto a la indigencia, o ingresos de una familia promedio menores a 468.000 pesos mensuales o 15.600 diarios, las cifras son menos confortantes. En las zonas de influencia de las trece principales ciudades del país, pasó de de 9,4% en 2002 a 6,8% en 2008, lo que significa un leve declive de 2,6 puntos porcentuales. Para el resto del país la situación amerita cuidado, puesto que las cifras de indigencia tuvieron un mínimo aumento al pasar en el 2002 de 32,5 personas de cada cien en la miseria, a 32,6 en el 2008. Siguen siendo las zonas rurales y semirurales del país las que peores cifras presentan, pero también desafortunadamente las que no reciben la atención adecuada del Estado; como lo anoté recientemente aquí en EL UNIVERSAL, creo entre otras cosas que se debe al estancamiento del proceso de descentralización, y a que la focalización de los recursos desde Bogotá no permite que las autoridades locales puedan destinar más recursos a solucionar la pobreza y la miseria de sus comunidades. *Abogado y Analista Político bfzr_14@hotmail.com
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